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La playa de La Ribera vuelve a tener adeptos

El arenal luanquín es utilizado cada día por más bañistas que encuentran en él más tranquilidad que en Santa María

Bañistas, ayer, en la playa de La Ribera. PEDRO PASCUAL

La playa de La Ribera revive sus mejores tiempos. El arenal luanquín, testigo del torneo de tenis playa durante muchos años, había perdido el favor de los veraneantes y lugareños, que se fueron a la playa de Santa María desde que hace unos 25 años se procediese al relleno de la ahora playa principal de la villa. Las mareas ya no se comen el arenal y las toallas se pueden extender todo el día. No así en La Ribera, donde la mar moja toda la arena. Pero ese trocito de la villa vuelve este verano por sus fueros.

Cada vez se ve más gente tomando el sol, jugando a las palas o bañándose en La Ribera. Ayer había viento y la gente tardó en animarse a acudir a la playa, pero poco a poco fueron llegando fieles. Antes que ellos, ya estaba la sempiterna mancha negra que no la abandona. "Supongo que sea cisco", explica Juan Muñiz, un luanquín que conoce bien la playa. "Es polvo de carbón. De pequeño veía a las señoras venir a recogerlo, procedía de El Musel. En casa lo secaban y lo utilizaban para quemar". Ahora la mancha se ha quedado varada en la playa.

"Hay menos barullo que 'arriba'", indica Josefina Cordero, una allerana que ha venido a pasar el día junto al mar. "Dejas las cosas y paseas con tranquilidad o te bañas, no hay las multitudes de la otra playa", confiesa.

También los luanquinos utilizan La Ribera, aunque "los de aquí para bañarse van a la ramplona", aclara Juan Muñiz. "De jóvenes íbamos a la de Santa María, cuando era una playa de verdad. Desde que hicieron eso, no volví".

"Esas manchas negras le dan un aspecto un poco triste si no hay sol", señala Eduardo Argüelles", pero esta playa es perfecta, muy tranquila, los críos pueden jugar sin problema". Y en la playa, efectivamente, hay un poco de todo. Faltan los socorristas, pero todo llegará, tal vez cuando se animen más bañistas.

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