La escultura del marino avilesino Pedro Menéndez, el fundador de la primera ciudad de los Estados Unidos, lleva justo cien años presidiendo el parque del Muelle, el único jardín con el que había contado la ciudad hasta la municipalización de los de la marquesa de Ferrera, a mediados de los pasados años setenta.

El 23 de agosto de 1918, la infanta Isabel de Borbón -"La Chata"- fue la encargada de inaugurar la pieza de bronce. Para ello se organizó una ceremonia en la que participó también el entonces alcalde, Carlos Lobo. La escultura fue obra de Manuel Garci-González, el artista valenciano que había ganado el concurso municipal para recordar al Adelantado de La Florida.

La prensa nacional habló de Garci-González ya en 1916, cuando Avilés ambicionaba constituirse en centro de recreo de la sociedad burguesa millonaria de dinero americano, el tiempo en que se construyó el Gran Hotel y andaba levantándose el teatro Palacio Valdés. La pieza tenía que contribuir a engrandecer una ciudad que, por aquel entonces, se había visto aterrorizada por Ramón Cuervo, el "estripaor", que asesinó a un niño en La Magdalena. Aquel Avilés de hace un siglo iba de una a otra orilla.