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"Era un enamorado de Asturias", relatan los familiares del fallecido en Salinas

La autopsia revela que un infarto causó la muerte de Manuel Galindo Díaz Chamorro cuando se daba un chapuzón en la playa junto a su hijo

Manuel Galindo Díaz Chamorro, junto a su hijo Alejandro. FOTO CEDIDA POR LA FAMILIA

Manuel Galindo Díaz Chamorro era un enamorado de Asturias, estaba orgulloso de su tierra. La fatalidad hizo que los últimos momentos de su vida los disfrutara en compañía de los suyos en "la tierra que tanto amaba pese a vivir a 1.700 kilómetros de distancia", dicen sus familiares. La autopsia determinó que la causa de la muerte fue un infarto, que le dio mientras se pegaba un chapuzón en la playa de Salinas junto a su hijo Alejandro, de once años de edad.

Díaz Chamorro nació en Pola de Lena el 16 de septiembre de 1963. Se quedó a un solo mes de cumplir 55 años. La mayoría de su vida la pasó en Alemania, país al que se desplazó en compañía de sus padres allá por los años sesenta. Es más, era poco más que un bebé cuando hizo su primer viaje rumbo al país germano. "Yo llegué a Alemania con 11 meses, mi primo debió ir también con esa edad un tiempo después", señala su primo Carlos Ballesteros Díaz, que ejerció como portavoz de una familia ahora más unida que nunca pero desolada.

"Era hijo de emigrantes que viajaban a Europa para quitar el hambre", continúa Ballesteros, un año mayor que el fallecido, con quien pasó su infancia y juventud. Siempre estaban juntos y unidos. "Unos volvimos a España, otros como mi primo se quedaron en Alemania, donde conoció a su mujer, Sabine", añade.

El fallecido era empleado de una multinacional de neumáticos, Continental, en una localidad próxima a Aquisgrán. Sus familiares le recuerdan como un hombre alegre, guasón y cariñoso que siempre tenía tiempo para la broma y la sonrisa. Que era hombre de carácter abierto y familiar, Manuel Galindo Díaz Chamorro lo demostró en la comida que reunió a buena parte de sus parientes en Asturias el pasado fin de semana. Fue en un restaurante de Campomanes, en su concejo natal, donde hubo risas y una foto de familia que fue una de las últimas que el fallecido se hizo en compañía de sus seres queridos. Sus últimas vacaciones en Asturias comenzaron el pasado día 8. "Solo llevaba una semana", relata su primo, que recuerda a Manuel Galindo Díaz como un amante del fútbol, deporte que practicó durante años aunque no tuvo la suerte de medirse en las grandes categorías una vez ya en el país germano. También incide en que el fallecido estaba orgulloso de que su segundo nombre, Galindo, fuera el del abuelo "el patriarca de la familia". "Siempre decía, soy asturiano y estoy orgulloso de ser español y asturiano", recalca Ballesteros.

Manuel Galindo Díaz Chamorro visitaba cada año la Asturias de sus amores. Su padre falleció hace dos años y desde entonces solía trasladarse a la región más a menudo para acompañar a su madre. Su padre está enterrado en Lugones. "También tenía siempre tiempo para visitar al resto de familiares y reunirnos como en la comida del domingo, en la que nos emplazamos para el año siguiente; pero ya será sin él", comenta entre sollozos Carlos Ballesteros.

El fallecido no quería exequias fúnebres ni nada parecido. Su familia lo respetó al máximo. Será incinerado en el tanatorio de Lugones, donde no hay sala habilitada para pésames. Las cenizas serán entregadas mañana a la familia y aún está pendiente que parte de sus restos permanezcan en Asturias, en España, el país que Manuel Galindo Díaz, tanto amaba y donde se despidió mientras se bañaba en la playa con su hijo Alejandro.

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