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Un verano aciago para la pesca

"La mar era de los marineros y ahora de los políticos, así nos va", clama el sector

LA NUEVA ESPAÑA pone rostro a la conmoción generada por el insólito y prematuro cierre de la costera del bonito para la flota asturiana: "Es una vergüenza"

"La mar era de los marineros y ahora de los políticos, así nos va", clama el sector

"Antes la mar era de los marineros y ahora es de los políticos, así nos va". Lo dice el marinero Germán Riesgo, pero refleja el sentir general de la flota asturiana, que se encuentra hundida por el insólito cierre de la costera del bonito, el más prematuro de la historia. La dirección general de Ordenación Pesquera, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, ordenó el pasado día 9 que los buques de todas las artes dejaran de pescar bonitos, limitando su actividad a descargar las capturas que tengan a bordo y hayan sido declaradas antes de las cero horas del día 18, es decir, la medianoche del pasado viernes. Un mazazo en todo regla. El jueves 16, el mismo organismo ministerial decidió ampliar la costera hasta el día 23. Pero la medida sigue sin convencer a nadie. Solo ha generado indignación y cabreo entre los profesionales. LA NUEVA ESPAÑA pone rostro a la conmoción que vive el sector en este verano aciago para la pesca.

El bonito no es una pesquería más sino que mantiene un valor identitario desde hace décadas en todo el litoral. "Generaciones y generaciones de luanquinos y asturianos han comprobado como la costera del bonito salvaba las economías familiares", indica José Ramón García, director del Museo Marítimo, con sede en Luanco. Indignación, vergüenza y miedo a una muerte temprana de la actividad pesquera en Asturias son ideas que rondan por las cabezas de los profesionales, pero también de pescaderos, hosteleros y armadores.

El bonito del Norte ha sido, históricamente, una pesquería que ha generado riqueza a no pocos puertos cantábricos. Luanco, Bermeo (Vizcaya) o Burela (Lugo) vieron como la captura del túnido ayudó a levantar sus puertos. La gastronomía que rodea al pescado estival por antonomasia es muy amplia en toda la cornisa cantábrica. El marmitako, bonito en rollo, a la plancha y ventresca son algunos de la gran variedad de platos confeccionados a base del túnido. "Es una vergüenza lo que están haciendo con el bonito, el pescado del verano, esta costera te relaja todo el año. No tenemos a qué ir: ni a por lubina, ni a por xarda, ni a marisco. Al final acabaremos amarrando en el puerto e iremos todos al paro. Como todo siga así es lo que nos queda", critica el patrón mayor de la Cofradía de pescadores de Luanco, José Luis Gutiérrez, que es uno de los marineros que ha comprobado "que hay bonito de sobra" durante las jornadas que ha dedicado a la costera a varias millas de la costa asturiana. El problema está en los cupos escasos y en los políticos, recalcan los afectados por un cierre tan inesperado como insólito.

La razón que lleva a la Secretaría General de Pesca del Gobierno de España a decretar tan prematuramente el cierre de la pesquería del bonito del Norte es que las previsiones de consumo de cuota se alcanzará el cien por ciento de las posibilidades pesqueras asignadas al país.

Las cifras del cupo han ido disminuyendo con el paso de los años. Si hace un lustro la cuota pesquera fijada permitía la captura de 27.000 toneladas de bonito, ahora la cifra es casi la mitad, 15.000 toneladas "que no son suficientes". Y el cupo ya está casi agotado. Una de las cuestiones que más indignan a los pescadores y armadores asturianos es que hasta la fecha nadie ha explicado los motivos por los que se ha dado esa considerable reducción del cupo, ni la dirección general de Ordenación pesquera ni nadie.

El Gobierno de España decidió el pasado jueves ampliar una semana más la costera, pero a los barcos asturianos no les vale. No le vale a nadie. "El cierre de la costera del bonito es una jodienda, es nuestro plato estrella de verano, llevamos esperando por él diez meses y se acaba rápido, lo de este año no tiene ni nombre. Y nosotros, bueno, podemos salvar, que podemos vender otros pescados, pero ¿y los marineros?", protesta Ramón Menéndez, hostelero luanquín que no solo habla de la importancia del pescado para la economía, sino también en el ámbito cultural. El también expresidente de la asociación de hosteleros de Gozón se refiere además al festival del bonito que se desarrolla entre finales de junio y principios de julio. Y a su galardón, "El Bonito de Oro", que distingue cada año a alguna persona ilustre vinculada con el concejo gozoniego. El festival del bonito, con treinta y cinco ediciones a sus espaldas, es uno de los certámenes gastronómicos más longevos de la región y con un gran respaldo popular desde sus orígenes.

Jesús Artime, pescadero en la calle Hermanos González Blanco de Luanco, también participó en las costeras estivales hace décadas como marinero. "Nos hunde profundamente el cierre de la costera, el bonito es el sustento del año entero. En verano, de todas las ventas que tenemos el 90 por ciento son de bonito. La tradición económica y cultural es increíble, esta situación solo conduce al desastre", señala el pescadero luanquín.

Fidel Álvarez Garaot, armador que inauguró la costera con los primeros bonitos del verano en la rula de Avilés, también coincide en la tesis de todos los consultadas por este periódico: "Iba a ser la mejor costera de nuestra vida, se cierra por estas fechas y nos hunde, nos hunde a todos". El marinero Germán Riesgo decidió tras la campaña del año pasado -entonces finalizó el 17 de octubre- que no repetiría, al menos, hasta que no cambie la situación. "Los barcos españoles salimos perjudicados, el panorama que tenemos es complicado. Si hay una palabra que explica todo esto es 'miedo' a que todo se convierta en un trabajo temporal porque ya no quedan casi profesionales, apenas hay barcos amarrados. Antes la mar era de los marineros, ahora es de los políticos y casi no da para sobrevivir. A este ritmo la pesca va a desaparecer", sentencia Riesgo.

El también armador Alfredo Gutiérrez denuncia que es la costera más corta de la historia desde que recuerda -en 2016 la costera fue cerrada el 27 de septiembre lo que ya marcó un hito por lo novedoso de la medida-. "Hay bastante bonito, la flota española está castigada y la francesa sigue. Esta situación está generando pérdidas en todos los sitios y sectores, el bonito de las cuotas va para fresco y apenas nada para las fábricas conserveras", destaca el luanquín. Gutiérrez sostiene que el ochenta por ciento de los atunes pescados por las embarcaciones francesas, que usan como arte el arrastre pelágico, "va para las fábricas".

"Si todo sigue igual, ¿a qué se va a dedicar toda esta flota'", añade el pescadero Jesús Artime. José Ramón García, director del Museo Marítimo, habla del bonito, de su importancia histórica. "Desde siempre su costera ha sido más importante para los pescadores que la del besugo, la palometa o el bocarte y siempre ha sido desde junio hasta septiembre e incluso octubre", explica. El director del Museo Marítimo defiende además que el bonito es la conserva por excelencia de la costa asturiana. De hecho, fue la base de las fábricas conserveras ya extintas en la costa luanquina durante décadas y, a día de hoy, sigue contando además con una demanda industrial "muy fuerte", no en Luanco pero sí en otras villas conserveras españolas.

Pesca selectiva

"Salvaba a las familias, a muchas familias, alimentaba a las fábricas conserveras que teníamos en Luanco. Hace décadas había quien iba al bonito y volvía para venderlo en el día porque lo teníamos bien cerca", señala García, que recuerda además que su pesca es ecológica, "es selectiva", sobre todo la que utiliza el arte de la cacea que es la que se emplea en Asturias. "Están fastidiando mes y medio como mínimo. No hay derecho", protesta el director del Marítimo.

Y otro apunte más. La flota asturiana y española está castigada no solo por el cupo en cuestión, sino porque pese a estar en Europa hay diferencias con las embarcaciones de otras latitudes. Los boniteros franceses e irlandeses, por ejemplo, pueden seguir capturando porque cuentan con otra legislación y también vender en las lonjas del país. "Y todo es culpa de los políticos, del Gobierno y de los partidos políticos", concluyen los profesionales.

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