El grupo "Chanthabburi Folk Dance" procede de Tailandia, en el sudeste asiático. Dio paso a sus componentes Esther Llamazares, que ayer volvió a ser la maestra de ceremonias de la primera gran gala de la trigésimo octava edición del Festival Folclórico Internacional de Música y Danza de Avilés, el que todos los veranos concentra medio mundo con ritmos tan exóticos como los que los músicos tailandeses extrajeron de una cítara acompañada de percusión pausada.

Los tailandeses sorprendieron al casi millar de personas que se juntó en el Centro Niemeyer, que es el que los organizadores -los del grupo de baile "Sabugo ¡tente firme!"- eligieron para pasar una tarde completa recorriendo el planeta con música incorporada.

Las fiestas avilesinas no serían las mismas sin el folclore mundial. Y eso lo saben bien los espectadores que hicieron cola larga para acceder al auditorio del complejo cultural de la ría. Muchos echaron en falta el escenario en el polideportivo del Quirinal, que tiene el triple de capacidad que el Niemeyer, que ayer acogió también, "en la plaza abierta a los hombres y mujeres de todo el mundo", un campeonato de baloncesto.

Y así, con deporte fuera y baile dentro, la tarde festiva no decepcionó al personal congregado. Los primeros en salir a escena fueron los bailarines avilesinos. Después vinieron los del reino asiático. Las tres naciones que continuaron el espectáculo fueron Serbia, Argelia y Rusia. Un montaje mundial con aplausos y sorpresas.

Lo particular de la edición de anoche es el interés subrayado que mostraron muchos de los espectadores que se acercaron al Niemeyer: saliendo cada grupo a las tablas, se encendían las pantallas de los teléfonos móviles. Y los números quedaron grabados en las cámaras. El mundo al alcance de una mirada. Esta noche, a las 20.00 horas, nueva gala folclórica. En el Niemeyer.