La historia de "Jenny y los Mexicats" tiene un comienzo como de chiste: una inglesa, dos mexicanos y un español deciden hacerse grandes a todo ritmos. "Cada uno tiene una formación particular", reconoce David González Bernardos, el español de la banda. Y esas particularidades van "desde el cajón y la guitarra flamencas, a la trompeta clásica", recalca Jenny Ball, la Jenny del nombre.

El cuarteto fue el plato fuerte de la tercera jornada de La Mar de Ruido, un día en el que brillaron los "Tejedor" y los "Bisonte" y en el que debutaron los "Broken Roads". Todos bajo la cúpula de un quiosco de música que nació para permitir interpretar valses y pasodobles, pero que este fin de semana ha sido para los rockeros con peso y bandas que lo buscan.

"Somos independientes y eso nos permite hacer lo que queremos, pero no nos permite hacer ciertas cosas", reconocieron al alimón la vocalista de la banda y González Bernardos. "Grabar un disco exige dinero, promoción... ahora nos volcamos con los conciertos", añade. Por eso, por el dinero, la banda que debutó ayer en Asturias, tira mucho de las redes sociales. "Y también de que nos gusta viajar, de que al principio íbamos a ver qué pasaba, y ahora ya repetimos ciudades", señaló González Bernardos. Y es que la agenda de la banda es apretada. Acaban de llegar de Reikiavik, en Islandia, y hoy mismo tienen un bolo en Londres. "Y en unas semanas vamos a Bolivia y a Alemania", apostilla Icho, el contrabajista.

La banda va del rockabilly, al jazz y del jazz a la cumbia. ¿Y eso cómo se escucha en la capital de Islandia o en pleno México? "Lo latino tira, los islandeses están encantados y en América el público entra por la cumbia", explica Icho que es el que convenció a Jenny Ball para que se quedara en España e iniciar la aventura.