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Las setas afloran en agosto

Los aficionados a la micología viven un otoño adelantado por las lluvias del verano "Hay muchas en las dunas de Bayas", aseguran

El colectivo, en su sede del Agüil.

Los aficionados a la micología están disfrutando de un otoño adelantado este verano. Las setas afloran estos meses de estío en montes, dunas y zonas ribereñas. Las hay a tutiplén, aseguran los integrantes de la Asociación Micológica de Castrillón. La humedad es la responsable de que el otoño setero se haya adelantado al verano. Las lluvias de junio y julio hicieron que arraigue este comestible cada vez más apreciado. Lo más típico en esta época son los "Cantharellus cibarius" o rebozuelo; "Leccinum scabrum" o boleto del abedul y la "Russula cyanoxantha" o carbonera, según explican los integrantes del colectivo castrillonense.

En su sede, en El Agüil, Amador Fernández muestra toda una gran variedad de setas recogidas en un solo día. "¿Creíais que no había setas en verano? Os equivocabais", destaca uno de los fundadores de la organización, que ya cuenta con más de un centenar de socios en sus apenas seis meses de vida. "Laccaria Laccata", "Coprinus", "Inocybe", hongos, setas y champiñones. Para comer en crudo, en ensaladas o cocinadas.

"Cada seta requiere una temperatura y una humedad. Además, lo mejor es tener una temperatura media y que no corra el aire porque existe riesgo de que se sequen", avisa Luis García Granda, de la asociación castrillonense. "En esta época se encuentran muchas en las dunas de Bayas. Un día estuve en la zona y me sorprendió mucho como se enraízan entre la arena", comenta Iván Martín. Esta organización castrillonense es la primera asociación micológica del concejo. "La asociación empieza a finales del año 2017, pero no fue hasta este año cuando nos pusimos en serio", señala Iván Martín, uno de los fundadores.

Estos aficionados a la micología salen a buscar setas cada vez que el tiempo y el reloj se lo permite, generalmente los fines de semana. Recogen tanto las comestibles como las que es mejor ni oler. "Muchas de las setas las conocemos. Cuando vemos una que no tenemos fichada la miramos en el catálogo de especies de Asturias, o directamente echamos un ojo en el microscopio", detalla Amador Fernández.

Más de 3.000 especies diferentes de setas están catalogadas en el Principado. La forma para diferenciar las venenosas de aquellas que son comestibles no es sofisticada, explican los asociados de Castrillón: "Una gotita de reactivo y cambian de color", dice Luis García Granda. Pero estos "locos" por las setas no se quedan en las salidas al monte, la catalogación y el estudio de las especies.

La previsión que tienen desde la asociación es darle vida cultural al asunto y divulgar el disfrute de las setas como una afición más. "La idea es hacer jornadas gastronómicas en el concejo, exposiciones de nuevas setas sin catalogar, dar cursos de cocina, y de iniciación a la micología", resalta Amador Fernández. Lo que seguro no harán será negocio. "No venderemos nada aunque saquemos muchas setas este verano, todo tiene un fin lúdico", aseguran.

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