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"Los de la Teología de la Liberación cambiaron mis esquemas"

"No escribo para dar lecciones, escribo para agradecer a mis maestros lo que aprendí"

Ceferino Suárez de los Ángeles, en el patio de la casa rectoral de La Callezuela. MARA VILLAMUZA

Cuando escribe, el cura de Illas es Ceferino Suárez de los Ángeles (Fuejo, Grado), pero el resto de los días es, simplemente, Ceferino Fernández Suárez. Acaba de publicar dos estudios teológicos: "Es ya tiempo que recuerde" y "Búsqueda y sentido", dos autoediciones que no tienen otro afán, asegura, que mostrar su agradecimiento a quienes más le enseñaron. Ayer cumplió años y el arzobispo de Oviedo se lo ha recordado por carta.

- Dos libros de golpe.

-Sí. Es el mejor modo que he encontrado de agradecer la ayuda de muchos de mis profesores. En mis tiempos me gustó mucho la Teología, tanto que la estudié profundamente. En Comillas y en la Autónoma de Madrid.

- ¿Por qué se decidió a publicarlos?

-Los había empezado a escribir aquí, en Illas, aunque de "Es ya tiempo que recuerde" tenía un trabajo ya de la época de Comillas. Lo que tuve que hacer fue ponerlo un poco al día.

- ¿De cuándo estudiaba?

-Sí, sí, de esa época. Ya sabe usted que fui de Oviedo a Comillas en 1973. Ahí fue donde me encontré con grandes profesores, en la época en que había grandes profesores: Alfonso Álvarez Bolado, José Gómez Caffarena, Luis Vela... Siempre me dediqué a leer. Estos libros no los escribo yo para dar lecciones: yo no quiero dar lecciones a nadie. Escribo para agradecer lo que aprendí, porque no lo he olvidado.

- ¿A qué teólogo prefiere?

-Preferí un tiempo a Karl Rahner y, después, a Edward Schillebeeckx. Los de la Teología de la Liberación cambiaron mis esquemas: hombres como Gustavo Gutiérrez o Hans Küng.

- ¿Qué le ha aportado la Teología de la Liberación?

-Muchísimo. Había estudiado la Neoescolástica, que no servía para nada: era meter de memoria en la cabeza, un sacrificio enorme. Nuestra espiritualidad iba por otro camino, no por la Neoescolástica. Mire, un gran teólogo que fue el protestante Karl Barth dijo que sus libros de cabecera eran la Biblia y el periódico.

- Me sospecho que le pasa igual a usted.

-Es lo que debe ser. El cura y el cristiano se tienen que dirigir a personas que viven hoy, en la posmodernidad, en otro mundo. Hay que estar al día. Hay dos tipos de teólogos: los que la hacen a partir de la fe y la Teología de la Liberación, que parte de la realidad de la pobreza de la gente. Y eso les lleva al Evangelio.

- Usted se acerca a esta línea de pensamiento.

-Sí. Y gracias a Dios, el Papa Francisco está volviendo a ella.

- Me ha dicho que "Es ya tiempo que recuerde" lo tenía medio escrito hace cuarenta años.

-Sí. He intentado ponerme al día. ¡Qué difícil es con los años!

- ¿Y qué encontramos en "Búsqueda y sentido"?

-Son experiencias, y no sólo personales, también de amigos. La historia de la búsqueda. Ser cristiano es ampliar, profundizar y radicalizar lo humano siguiendo el ejemplo de Jesucristo.

- ¿Dónde se siente más cómodo, con los cuentos o con los estudios?

-(Risas) Siempre fui un diletante, nunca fui una persona seria. Un día me gustaba la teología, pues hoy teología; otro día la antropología... La antropología me gusta mucho. Es una pena que no sepa más. Y la psicología, que la tengo abandonada.

- Nada de lo humano le es ajeno.

-(Más risas) El que mucho abarca poco aprieta.

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