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Concejo De Bildeo | Crónicas Del Municipio Imposible

Plasma

Plasma

De nuestro corresponsal, Falcatrúas

Un día de hace unos años (y añas), llegó un técnico comercial, de nombre Eduardo, a dar una charla con enguade en la antigua escuela de Bildeo, que lleva cerrada muchos años y que se utiliza de vez en cuando como cantina, (cantino), centro social, para celebrar juntas de vecinos (y vecinas), y algunas actividades más que van surgiendo sobre la marcha (y marcho). No era la primera vez que venían a vender algo, (alga), aunque antes de la crisis por aquí no venía ni Dios, (ni la Virgen), había panolis con dinero hasta debajo de las piedras, (piedros), pero fue estallar la burbuja de los cojones, (cojonas), perdón, de los ladrillos, (ladrillas), y los espabilados que antes vendieron bonos (bonas) basura ahora venían vendiendo a su madre (y su padre), si hacía falta. Hasta aquí la parte de la historia con lenguaje inclusivo amongolado (amongolada).

Para convocar al personal, el técnico comercial, de nombre Eduardo, recurrió al mismo sistema que utilizan con gran éxito el cura, el panadero, el pescadero y la legión de tenderos ambulantes que nos visitan con regularidad heroica: tocar el claxon de su vehículo a todo lo que da, que es mucho, espantando pitas, alterando la tranquilidad de perros y gatos y obligando a los vecinos a asomarse y prestar atención a aquella rotura de la tranquilidad de la quintana.

Una media hora más tarde, ya tenía a más de media población sentada, dispuesta a asistir a la función, previamente obsequiada con gorras viseras, bolígrafos, paraguas, cosas así. El hombre venía a vender televisores de plasma. Ramón el Tumbao, Pepe Torazo, Manolón Fardel y otros elementos indeseables pusieron cara de rapacinos aplicados, un mal presagio. El técnico vendedor se sintió arropado por el recibimiento y empezó a dar explicaciones acerca de la pantalla de plasma, en comparación con "las demás".

Para que las palabras no lo dejaran mentir, que lo dejaban muy a menudo, el técnico comercial, de nombre Eduardo, venía armado con un pantallón del carajo y una conexión vía satélite cuya señal captaba una palangana asomada a una ventana. Primero ensayó con un minuto de un partido de fútbol y como vio que no despertaba mucho interés, siguió con el telediario, para descubrir un rato más tarde que la gente quería más ver la TPA con asuntos de los pueblos de Asturias y, si acaso, una novela, un culebrón.

Después de un rato escuchando las explicaciones más o menos comprensibles del experto, Ramón levantó la mano para aportar un comentario "inocente":

-Pero nosotros hace ya muchos años que tenemos plasma en todo.

-¿Cómo que en todo? ¿Qué otros aparatos puede haber que incorporen plasma? Esta es una técnica revolucionaria, relativamente reciente, no veo yo cómo pueden conocerla desde hace "muchos años".

-Pues sí, señor, muchos años: cuando en tiempos de Franco escuchábamos las noticias en la radio, plasmábamos; cuando leíamos los periódicos, plasmábamos y desde que vemos la televisión, plasmamos con el telediario y reportajes donde salen los que roban impunemente, acaban saliendo de rositas y no devuelven los cuartos ni pa Dios.

-¿Pero ustedes qué entienden por plasmar?

-Usted de dónde es, permítame la pregunta...

-Soy de León, pero llevo viviendo en Oviedo desde pequeñín.

-O sea que no sabe lo que significa "plasmar" en Asturias.

-Pues... no, es la primera vez que la oigo.

-Vamos a ver si lo sé explicar: plasmar es como pasmar, pero en un grado superior, como cuando le queda a uno cara de tonto porque se la han metido doblada, valga la expresión. Es una palabra mucho más expresiva que todas esas mariconadas modernas como flipar, alucinar y demás. Tampoco equivale a alelar, que es como atontar, porque cuando uno queda plasmado ante una noticia del telediario, o del periódico, no pierde la dignidad, sino que entra en un proceso de cabreo permanente después de un instante de estupefacción. Aquel cantante italiano que cantaba lo del "centro de gravedad permanente" estuvo a punto de pillar el concepto.

El técnico comercial, de nombre Eduardo, no sabía qué decir, no había venido a Bildeo para iniciar un debate sobre semántica.

-¿No recuerda usted, técnico comercial de nombre Eduardo, cuando Rajoy dejó una pantalla de plasma para informar, ausentándose, a los medios de difusión de no recuerdo qué cosa? Aquel día plasmamos muchos y yo me hice la promesa de nunca más votar a alguien o a algo que me torease de aquella manera. Y los periodistas que estaban allí, tenían que haber hecho un plante para decirles a los asesores de plasma de Rajoy que fuesen a plasmar a sus padres y madres. En este pueblo no necesitamos esos televisores, quedamos plasmaos igual con el gobierno actual. El pareado es gratis.

Seguiremos informando.

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