Multitudinaria despedida a Begoña Miranda, fallecida en el accidente de autobús de Avilés. La iglesia de San Martín de Luiña (Cudillero), localidad de donde era natural la mujer, se ha quedado pequeña para dar el último adiós a una "buena vecina, una persona íntegra" y, sobre todo, "muy volcada en su familia"."Es una pena que tras superar el cáncer y poder disfrutar de su nieto, falleciese de esta forma", señalan sus vecinos, destrozados por la tragedia.

Begoña Miranda vivía en Soto del Barco con su marido, Miguel Ángel Gutiérrez. Ella, ama de casa. Él, trabajador de la antigua Terpla, la empresa de plásticos de Pravia. Estaba loca con su nieto Iván, que tiene cinco años. Le cuidaba dos semanas al mes para ayudar a su hijo Iván y su nuera, que residen en Gijón. Así también disfrutaba del niño de sus ojos. Su primer y único nieto era ahora su debilidad.

El lunes tocaba visitar al pequeño y se subió al autobús en Soto del Barco que conducía Omar López en torno a la una de la tarde. Nunca llegó a la mayor ciudad de Asturias, su destino. Un pilar de un puente y una fatalidad le segó la vida a los 55 años. Era de las que solía viajar en los primeros asientos. Se mareaba con facilidad. El brutal impacto le tocó de lleno, de ahí que las tareas para identificarla resultaran complicadas.

Miranda deja viudo a Miguel Ángel Gutiérrez y huérfanos a Alejandro, Iván y Vanesa, muy conocidos y queridos en Soto del Barco. "Es una fatal pérdida; solo podemos despedir a Begoña en el funeral y estar cerca de la familia", dijo una mujer a la salida del tanatorio de Cudillero, donde a lo largo de toda la jornada acudieron amigos, vecinos y allegados a la familia para acompañarla en su dolor.