"Ver tu trabajo traducido a un formato distinto al del cómic es muy satisfactorio", señaló el dibujante canadiense Bernard Chang ayer dentro de las actividades de las Jornadas del Cómic. "El comienzo de 'Elektra' es, plano a plano, como una serie de dibujos de Sean Chen", añadió ante la atenta escucha de su compañero de profesión, norteamericano de Washington, diseñador industrial. Chang y Chen, los dos juntos, protagonizaron ayer en Avilés un diálogo en el que reflexionaron sobre uno de los poderes más profundos de los buenos del cómic: la capacidad de imitación por parte de los lectores.

Y es que "los superhéroes tienen que transmitir valores", sentenció el norteamericano. Es decir, dibujar ya no es un trabajo sin incidencias. "Los responsables de marcar los valores son los editores y los guionistas, pero nosotros, los dibujantes, también tenemos que decir", recalcó Chen que desveló que él no dibuja personajes femeninos "hipersexualizados" o a los masculinos sacando "algo oscuro, no entro en ese juego".

Lo que sucede es que los villanos son cada vez más villanos: "Antes el héroe y el villano se peleaban y ya está, ahora el bueno lucha contra el malo y también contra sí mismo", destacó Chen. En esto Chang le dio la razón: "Las zonas de gris son cada vez mayores", apuntó el canadiense. "Creo que esto es fruto de nuestro tiempo", apostilló. Chen admitió, en este sentido, que los villanos actuales corren parejos con la realidad. Vivimos tiempos en que las noticias salen por televisión veinticuatro horas diarias, así es más posible que se cuele alguna negativas", añadió el norteamericano. "El superhéroe antes tenía que ser superbueno, cuanto más lo era, peor era el villano", señaló Chang. "Pero bueno, no hay que olvidar que hablamos de tíos en mallas que se pelean con tíos en mallas. Nunca habría imaginado que podría vivir y mantener a mi familia con ello", bromeó Chang.