El juicio del "caso Niemeyer", en el aire. El abogado de oficio del acusado que afronta la mayor pena (el exdirector de la Fundación del centro, Natalio Grueso) presentó ayer su renuncia a la defensa alegando "discrepancias irreconciliables" con su cliente, según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA. El letrado José René Alperi asumió el caso de oficio a un mes del inicio de la vista, tras la renuncia a la defensa del letrado Pelayo Mijares, y pidió de forma reiterada la suspensión alegando falta de tiempo material para preparar una causa compuesta por 20.000 folios en pocas semanas. La Audiencia Provincial aún no ha resuelto si mantiene la fecha de juicio, cuyo inicio está señalado para el próximo día 24 de septiembre, y el nuevo defensor, que declinó ayer hacer declaraciones, ha presentado su renuncia.

José René Alperi, que asumió de oficio la defensa del exdirector de la Fundación Niemeyer el 14 de agosto, presentó ayer el escrito de renuncia ante la Comisión de Asistencia Jurídica Gratuita del Principado de Asturias "ante las discrepancias irreconciliables surgidas con Natalio Grueso Rodríguez" por una "imposibilidad material de realizar una defensa adecuada".

En ese documento, al que ha tenido acceso este periódico, el letrado sostiene que desde ese día ha ejercido sus obligaciones profesionales en una causa de "20.000 folios, 20 tomos, con 83 testigos citados y 11 testigos peritos" para el juicio señalado para apenas un mes después, el 24 de septiembre. "Se señaló hábil el mes de agosto, cuando el letrado se encontraba de vacaciones, incluso con un viaje contratado del día 24 al 31" de ese mes, suscribe el abogado. José René Alperi ahonda en que no ha tenido los autos a su disposición hasta el 3 de septiembre y que pese a que ha solicitado la suspensión del juicio y formulado los pertinentes recursos de súplica, a día de hoy (por ayer) no han sido resueltos.

Todo esto "ha derivado en una situación de estrés tal que las relaciones entre abogado y justiciable han devenido insostenibles, ante la advertencia del letrado a don Natalio Grueso de la imposibilidad material de realizar una defensa adecuada, surgiendo entre ambos discrepancias irreconciliables", recoge el escrito de renuncia. José René Alperi añade que aún no se ha podido reunir en persona con su cliente, al que ha comunicado por correo electrónico que desiste de su representación.

Dos abogados han renunciado en poco más de mes y medio a la defensa de Natalio Grueso, para el que la Fiscalía pide once años de cárcel por presuntas irregularidades durante su etapa al frente del proyecto cultural avilesino. La segunda se produce a diez días de la vista, que está señalada a partir del 24 de septiembre en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial.

El "caso Niemeyer" echó a andar en diciembre de 2012 a petición de la entonces consejera de Cultura del Principado, la socialista Ana González. Después de una larga instrucción, el juicio quedó finalmente señalado la pasada primavera para el mes de septiembre. El que fue durante todo ese tiempo abogado de Grueso, Pelayo Mijares, presentó a finales de julio su renuncia alegando "discrepancias insalvables e irreconciliables" con el exgestor cultural tras haber "desaparecido la relación de recíproca confianza exigible", entre ellos. La Sección Tercera decretó hábil el mes de agosto y Grueso acabó solicitando un abogado de oficio. Le tocó a José René Alperi, que también ha renunciado.

La Fiscalía pide once años de cárcel para Grueso por un presunto delito continuado de malversación, falsedad en documento mercantil y delito societario. Hay otros cuatro acusados: el agente de viajes J. M. V. R., que afronta ocho años; el exsecretario de la Fundación Niemeyer, José Luis Rebollo, que se enfrenta a dos años y tres meses; la exmujer de Grueso, para la que piden dos años y medio, y el exjefe de producción del Niemeyer, que se enfrenta a un año y medio. El fiscal detalló en un escrito una supuesta trama fraudulenta de falsificación de facturas. Sostiene que Natalio Grueso realizó, con la absoluta confianza de la Fundación del Centro Niemeyer, sabedor de la "falta de supervisión y control económico" y con la ayuda y colaboración de J. M. V. R, "una serie de gastos, unos totalmente ajenos a la Fundación (de ocio) y otros de dudosa vinculación, que cargó al presupuesto del Niemeyer". Para ello, prosigue, ambos bien "crearon facturas totalmente falsas" bien "alteraron sus conceptos" con el fin de que "no se reflejasen en las cuentas anuales" de la entidad o que lo hiciesen "bajo conceptos ficticios". El fiscal también concluye que se pagaron viajes ajenos al personal de la Fundación.