Elsa González, la hija del cantante Luis Santiago, no podía decir palabra. Le pidió a su prima que lo hiciera por ella: quería transmitir a los que habían asistido a su funeral la necesidad de darle una despedida a la altura de las circunstancias: un último aplauso para el padre fallecido, la voz inconfundible de "Los Linces" y "Los Student's", leyenda para siempre del rock en Asturias. El aplauso fue ensordecedor. Y también la pena. La historia de la música moderna estuvo ayer de luto en la iglesia de San Cristóbal de Entreviñas, el barrio del cantante de toda la vida, el lugar en el que citó por última vez a todos los que le quisieron en vida.

Luis Santiago estuvo acompañado por los suyos: por Chus Lennon, por Jorge Salinas, por Miguel Herrero, que fue el que tomó el relevo de Santiago a la batería cuando Santiago decidió quedarse sólo con el micrófono. La pesadumbre se marcó en José Luis Vigil, que fue compañero de Santiago desde la infancia, que juntos formaron "Los Student's" en 1963.

Con ellos dio su último concierto en Candás, hace pocos meses. Poco antes, en diciembre, cantó junto a Lorenzo Santamaría en el pub Santacecilia. Sonó "Noches de blanco satén" y los ojos se iluminaron sobre la escena del bar de Manolo Egocheaga. La pena se marcó también en la cara de José Miguel Díaz, que es el miembro más antiguo de "Los Linces". Estuvo acompañado por Julio Gilsanz, por Mandi Suárez, dos de los componentes actuales de la veterana banda de rock. También se presentaron el historiador Román Antonio Álvarez y el editor Benjamín Lebrato. Ramón del Fresno, de las fiestas de Montecerrao, en Oviedo, fue otro de los que quiso aplaudir a Santiago por última vez.