Un millón cien mil euros. Este es el precio que la propiedad ha puesto a la Quattro, la legendaria discoteca de Demetria Suárez, el templo del "dance" avilesino desde principios de los años noventa, cuando los "millenials" no existían y los jóvenes pertenecían a la generación X.

La nave tiene 1.300 metros cuadrados destinados al puro ocio (barras, pistas de baile). A estos se suman 300 más de oficinas en la primera planta. La inmobiliaria sostiene que el local tiene permiso para 1.800 personas y pone como uno de sus elementos más destacables las muchas plazas de aparcamiento que existen en la zona. La Quattro se vende con las últimas tecnologías instaladas y hasta con restaurante propio. La calle Demetria Suárez nace en la avenida de Lugo y concluye en el paseo de la ría.

Los años noventa fueron aquellos en que la procesión de jóvenes recorrían las avenidas de Los Telares y del conde de Guadalhorce. Toda la música "dance", el "bacalao" que estaba tan de moda, a la vez que "acid", se escuchó durante años en su interior. Pero no sólo eso de música enlatada vivió la sala que ahora está a la venta. Fue también el lugar en que se organizaron conciertos tan legendarios como el que ofreció Ronnie James Dio o Bruce Dickinson,el cantante de "Iron Maiden". Avilés, por entonces, era un imán para el heavy metal, a pesar de que aquellos eran los años peores de la siderurgia.

En el escenario de la discoteca también se escucharon los acordes pioneros de "Celtas cortos" o, en la otra esquina estética, de "Camela". "Los Secretos", todavía con Enrique Urquijo al frente de la banda "nuevaolera", también conocieron el Avilés de la reconversión. Y Rosendo y "Mägo de Oz". O "Los Suaves". Uno de los últimos espectáculos corrió a cargo de "Lordi", los finlandeses que ganaron Eurovisión en 2006.