La protección y divulgación del patrimonio son "los retos" que se ha impuesto el Club Popular de Cultura "Llaranes" para este año, en el que celebra tres décadas de historia, señaló ayer Rubén Domínguez, presidente de la entidad, que festejó la efeméride con un acto en el que repasó el pasado, desgranó el presente, habló sobre el futuro y rindió un pequeño homenaje a cuantas personas y entidades han colaborado en la última etapa. En el colegio público del barrio, reunió a amigos y simpatizantes para entregarles un diploma de agradecimiento. Unos 300.

La gaita de Xuan Casas abrió y cerró la gala de aniversario, que incluyó la proyección de un vídeo con fotografías de las actividades del club, así como un breve recital de la poeta Susana Sela.

La intervención de Domínguez comenzó con un recuerdo hacia José Ángel del Río, presidente durante 26 años y ausente del acto debido a una intervención quirúrgica. "Si no fuera por él no estaríamos aquí", resaltó, para referirse seguidamente al nacimiento de la entidad, que surgió "cuando mamá Ensidesa se empezaba a desentender del barrio y dejaba el papel paternalista que había representado en los años anteriores". Asimismo, relató las etapas que ha vivido el club, creado para dar cobertura cultural a los vecinos, y al cambio radical que experimentó desde 2015, con gente joven en la junta directiva.

"Los objetivos siguen siendo los mismos, nunca perdimos las referencias de Del Río, pero han cambiado las formas", indicó. Así, destacó que la edad media de los 223 socios de la entidad ha pasado de 70 a 55 años, si bien el 80% de los mismos continúan desde la primera etapa de la entidad.

Paralelamente a la apuesta por el patrimonio, comentó que la asociación tiene entre manos el desarrollo del centro de interpretación de Llaranes, "una villa dentro de otra villa", observó Josefa Sanz, cronista oficial de Avilés, que acudió al acto en representación de la alcaldesa, Mariví Monteserín, y de la concejala de Cultura, Yolanda Alonso. Sus palabras ensalzaron la labor del colectivo "que supo tirar de la vida de Llaranes". "De lo contrario, la identidad del poblado habría desaparecido", concluyó.