La primera sesión del ciclo de divulgación científica "Ciencia con palomitas" no dejó indiferente a las decenas de personas que acudieron ayer al Centro Niemeyer, entre las que figuraban profesores de colegios e institutos y jóvenes estudiantes. La intervención de Amador Menéndez, investigador del Instituto de Materiales (ITMA), que habló de vidrios con pintura luminiscente que atrapan la luz solar, energía inalámbrica, píldoras en el estómago que recogen datos que envían a un teléfono, o exoesqueletos diseñados para que un paciente inmóvil pueda correr, deslumbró tanto por la singularidad de los proyectos como por la claridad de las explicaciones, con un lenguaje al alcance de la audiencia sin conocimientos en la materia.

Menéndez supo captar la atención del público al hablar del big data, que definió como "el petróleo del siglo XXI". Comparó a la ciudadanía con los habitantes de la casa de Gran Hermano, que permanecen vigilados las 24 horas del día. "Cada vez que escribimos en Facebook o Twiter dejamos una huella y ellos se nutren de datos que se utilizan con fines publicitarios, pero también en el campo de la salud", comentó.

En este sentido, citó algunos avances tecnológicos con los datos como protagonistas, "nanosensores que comemos y pueden anticipar un infarto porque obtienen una información que envían a la nube", dijo. También se refirió a una píldora que se sitúa en el estómago, recoge datos y los envía al teléfono móvil. "El médico del futuro está en la nube", destacó el científico.

También se refirió a la biónica que impulsa Hugh Herr, investigador del Instituto Tecnológico de Massachussetts y premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Explicó cómo unas piernas biónicas se controlan con el pensamiento y los avances para revertir una paraplejia mediante electrodos en el cerebro que envían órdenes inalambricas a las extremidades. Asimismo, se refirió al exoesqueleto diseñado por Herr que ha permitido a un paciente inmovil volver a correr, y a la bailarina que tras perder una pierna en el atentado terrorista de Boston, le fabricó una pierna permitiéndole volver a bailar. "No hay seres humanos discapacitados, sólo tecnológicamente discapacitados", recalcó Menéndez, mensaje que le pidió el propio Herr reproducir en sus intervenciones públicas.

La posterior intervención de Manuel Vilches Pacheco, del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (IMOMA) fue igualmente sorpresiva para cuantas personas acudieron a la Sala Cine del Niemeyer. Habló de la radiación para curar el cáncer. Detalló la forma en la que actúa, tanto sobre las células tumorales como sobre el tejido sano, e indicó los tres aspectos que contribuyen a curar el cáncer mediante la radiación: por la precisión en el diagnóstico, en el diseño y la aplicación. "La precisión es el éxito de la radioterapia, tratamiento que está muy lejos de la imagen que tenía hace años ya que los actuales son muy complejos, con gran confort para el paciente y efectos adversos limitados", concluyó. Sus palabras dieron paso a Gabriel Álvarez y Catuxa Prado, personal científico de la empresa asturiana Healthens, que hablaron de biotecnología y nanotecnología.