Para defenderse, Natalio Grueso ha recurrido a Fernando Burgos, que fue durante muchos años fiscal de la Audiencia Nacional. Burgos fue el fiscal que investigó el accidente del "Yak-42" o que retiró la acusación contra Arnaldo Otegui por unos comentarios en el entierro de una etarra. También redujo la prisión solicitada para el etarra Iñaki de Juana Chaos por hechos similares.

Con los medios de comunicaicón mostró buena maña, y también con el tribunal, ante el que presentó a Natalio Grueso como un hombre "lego" en materia judicial y desconocedor de las consecuencias de no estar a disposición del tribunal en todo momento. Después de la vista, salió corriendo de la Audiencia camino del banco, junto al hermano de Grueso, para depositar, de forma cautelar, determinada cantidad de dinero por si el tribunal decidía imponer una fianza al acusado.

Pero no iba a ser necesario. El tribunal considera que hay razones más que suficientes para ponerlo a buen recaudo. Y es que facilitó dos direcciones para su localización, en Madrid y Oviedo, en las que no pudo ser localizado, aunque se personó posteriormente en la Audiencia. Para la sección, "se colocó voluntariamente en una situación que impedía su localización (...) en fechas próximas a la celebración del juicio", de forma que "el tribunal se encuentra al albur del acusado por ser él quien decide el cómo y cuándo de su personamiento". Y añade que "con tales antecedentes resulta más que probable que el acusado pueda decidir en una tercera ocasión sustraerse definitivamente a la acción de la justicia y tal riesgo se debe conjurar" con la adopción de la prisión.