Ángel Remis y su bólido, un Seat 600 de 1966, suman 136 años. "Quiero tanto al coche como a la muyer (Ofelia de Dios)", aseguró ayer este conductor natural de Cangas de Onís, uno de los participantes en la I concentración de coches clásicos en la plaza Hermanos Orbón. A su lado estaba César Villabrille, que también tiene un 600, pero ayer no lo bajó a Avilés porque acudió solo a ver a sus amigos. Quien si pilotó desde Llaranes al centro de la villa fue Mauricio Coalla, con un Alfa Romeo GTV, de 1969. "Para mantener estos coches no hay que usarlos mucho, a veces, es difícil encontrar las piezas", indicó Coalla.

A su lado, José Antonio Salazar llevó a la concentración un Citröen Diane 6, además tiene un 2 Caballos "desarmado" y un 600 "rehabilitando". "Siempre me gustaron los vehículos de época", señala el avilesino, que afirma que la afición de los coches clásicos "no es barata": "Un 2 Caballos puede salirte por 5.000 euros", dijeron Salazar y Coalla.

La concentración comenzó a las 10.30 horas con unos cuarenta vehículos de todo tipo: Talbot Horizón, Citröen Mehari, Renault Gordini, un Renault 4/4, un R12, un Seat 124... Los propietarios de los coches participaron después en una visita guiada a pie por el casco histórico para conocer así la historia de la tercera ciudad asturiana, para posteriormente volver a la plaza de abastos, donde Hugo Martínez, gerente del Mercado de Avilés concedió uno a uno un diploma de recuerdo de la jornada y una fotografía. Más tarde, los participantes celebraron una comida de hermandad y hacia las 18.00 horas, los vehículos abandonaron la plaza Hermanos Orbón. "Mi padre y yo vamos con el coche a todas partes, es un Seat 600 que tiene 48 años y requiere mucho mantenimiento y la dirección es asistida en función de lo que comes", señaló, con humor, el tinetense Chema de Miguel, otro enamorado del motor de antes.