La procesión de San Telmo es algo más que una procesión: muestra el sentir de un pueblo marinero que recuerda los tiempos en los que las lanchas lo llenaban todo. Lo tiene grabado a fuego en su memoria Juan Antonio Gijón, que ayer custodió durante la misa el carro en el que se guarda la red que, después, procesionó por las calles de San Juan de la Arena. Una red que cohesionó a la localidad pese a que semanas atrás hubo polémica a cuenta de ella entre los organizadores del desfile y los miembros de "Garabuxada", ya que cada parte propuso sacar una malla diferente. Al final, salió una pieza de 35 metros de largo. Fue portada, principalmente, por mujeres y niños.

"San Telmo siempre significó mucho para La Arena. Había una época en la que cuarenta barcos iban a la costera del bonito y paraban el último domingo de septiembre para celebrar la fiesta, siempre teníamos muchas ganas de llegar", comentaba ayer el marinero ya jubilado, que con 14 años comenzó a faenar en tiempos en los que "no había ni ropa de aguas". Gijón iba, como mandan los cánones, con el traje marinero, con pañuelo azul, con camisa blanca y pantalón de mahón. A pocos metros de él, otro grupo de personas portaban el traje tradicional. "Vamos así vestidos porque estamos en San Telmo", decía Javier Menéndez, claro y conciso. Todo mientras se desarrollaba la misa, oficiada por José María Menéndez. La banda de gaitas de Castrillón, con Velu Muñiz a la batuta, calentaba motores para la procesión. Sonó el "Asturias, patria querida" y un grupo de "Remeros del Nalón" se colocó ante la iglesia para, con sus remos, crear un arco de honor para la salida de la Virgen. El cura dio comienzo al desfile mientras los feligreses tomaban la red.

Desde la iglesia, la comitiva partió a la ría, donde se hizo un alto para rezar una plegaria y celebrar una ofrenda en memoria de los pescadores que perdieron su vida en el mar. Jesusa García, a un lado, y Marisol Rodríguez, al otro, llevaban la cabecera de la red. Rodríguez iba acompañada de sus nietas Julia y Carla González de Lena. García lleva un lustro portando la red de San Telmo y su marido, Juan Antonio Gijón, lleva el carro. Ella y muchas otras tienen claro que llevarán la red "toda la vida", fieles a una tradición marinera que no deja indiferente a nadie en La Arena.

Incluso muchos de fuera de la localidad, como la avilesina Susana Martínez, la sienten como propia. Martínez estaba ayer acompañada por su hija Abril Fernández, que participaba en la procesión "para disfrutar sacando la red". Ambas iban vestidas de pescadoras. Pilar Gijón identifica la fiesta de San Telmo como una "reunión familiar", un recuerdo a los marineros y, por ello, estaba vestida con falda negra con puntillas de cuadros, camisa blanca, alpargatas oscuras y, también, con una sonrisa en la cara. Caminaba acompañada de familiares y amigas.

La red de la procesión de San Telmo que salió ayer mide 35 metros de largo, bastante menor que la de cien que desfiló el pasado año por las calles de La Arena. "Vale más que sea una red pequeña que no una grande y que haya líos en el pueblo", aseguraba una residente que prefirió no identificarse. "No quiero líos", indicó. Al final, no hubo conflicto ni nada parecido y la fiesta se desarrolló con total normalidad, tanto por la mañana como por la tarde y la noche. Tras la tradicional procesión, la celebración continuó con la subasta del bonito y después le tocó el turno al baile-vermú y la romería, actividades que estuvieron amenizadas por la orquesta "Vivians". Durante la jornada de hoy se conmemora el día del jubilado con misa al mediodía y comida, amenizada por "Miro".