Los sonidos relacionados con la mar y con los trabajos que allí desarrollan los marineros son parte intrínseca de los concejos que forman parte del Alfoz de Gauzón. Así lo puso de manifiesto ayer Zaida Hernández-Úrculo, historiadora del arte y musicóloga, encargada de inaugurar los IV Encuentros de Arqueología, Historia y Patrimonio del Alfoz de Gauzón, que se celebran en el Museo Marítimo de Luanco. Su conferencia se tituló "Paisaje sonoro histórico del Alfoz de Gauzón. Patrimonio inmaterial olvidado". Y desde la definición de paisaje sonoro partió su explicación. "Es todo lo que escuchamos en un momento determinado de un día, todo lo que suena con improvisación colectiva de las actividades que se realizan en un momento". Se trata de un patrimonio "etéreo" que, en una zona como el Alfoz de Gauzón, con sus concejos pegados al mar, incluye "un patrimonio marítimo amplio", que determina sus contenidos.

"En el mar hay códigos distintos a la tierra", indica Zaida Hernández. Por ejemplo, el pregón, que en este contexto se refiere a la venta de pescado por la calle, anunciando la mercancía. Y un sonido muy conocido en Luanco, el de los rapaces de lancha, reducidos ahora a parte del espectáculo de la fiesta del Carmen, que recorrían las calles de la villa llamando a los marineros a la mar. "En 1851 se dictó un bando prohibiéndoles llamar a los marinos a partir de las dos de la mañana bajo amenaza de dos horas detenidos", señala la historiadora .

También las salomas marcan el paisaje en el Alfoz: "Son cantos que a base de ritmo ayudan en las tareas del barco, por ejemplo recoger de forma acompasada las nasas o izar las velas. Había que ordenar las labores entre el ruido propio del barco y las salomas ayudaban a hacerlo".

Las fábricas de conservas tenían también sus señales sonoras para llamar a las trabajadoras cuando llegaban los barcos: "Cada fábrica avisaba a las mujeres con una señal distinta", explica Zaida Hernández.

La conferencia de ayer sirvió además a la historiadora para recoger testimonios de algunos asistentes sobre canciones y refranes que recuerdan de su niñez y con los que la historiadora quiere contar en su labor de "crear un archivo sonoro del Alfoz de Gauzón".