José Ramón Fernández y Agustín López piden una cerveza tostada, en jarra. Dan el primer trago y les sabe a gloria. No están en Munich, pero como si así fuera porque, en Avilés, en el pabellón de Exposiciones de La Magdalena, también se celebra el Oktobertfest. Los primeros en entrar a la fiesta de la cerveza se toparon con una gran bandera alemana confeccionada a base de globos.

Kike Cabral es uno de los hosteleros participantes. Venden rubias y tostadas por igual y prevé que el festival de este año "va a ser mejor" que el de 2017. "Va a funcionar", asiente. A pocos metros del stand de Cabral, están los hermanos Cos, Manuel y Pablo. Y en una esquina de las mesas corridas situadas en mitad del pabellón está un grupo de compañeros de trabajo. Daniel García, José Luis Alonso, Ismael González, Diego Segovia y Sandra Rodríguez identifican la cerveza como una bebida para tomar con amigos, como lo están haciendo. "Sienta muy bien después de trabajar", destaca Alonso. González bebe sin alcohol, le tocó llevar el coche.

Vanessa Franco echa una cerveza rubia. Azahara Serrano está a su lado. Franco es la primera vez que participa en el Oktobertfest avilesino, que durará todo el fin de semana, y defiende la variedad de sabores entre rubias y tostadas. Sara Fernández sirve otra pinta rubia. La prueba Ana Torres, acompañada por Jesús Alberdi, Juan Acebes y Maxi González. Este grupo destaca el sabor como principal aliciente para degustar cerveza. "Se bebe fácil", señala Alberdi.

Una decena de puestos venden cerveza y uno, comida. También hay actividades infantiles para regalar. Los críos y no tan críos pueden jugar al futbolín, eso sí para los más pequeños hay reservado un espacio llamado Guajelandia en el que hay hinchables de mil y un formas y colores. En la comida, también toca guiño a Alemania. Los visitantes del Oktobert Fest avilesino pueden disfrutar de salchichas de varios tamaños y formas, de brezel que son un tipo de rosquillas así como de frikadellen, que son albóndigas al estilo del país de Angela Merkel y Laberkase que es como los germanos llaman al pastel de carne.

Y todo en el mismo recinto, en el que a partir de las 20.30 horas de ayer comenzaba a haber más ambiente y donde algunos ya habían comenzado a brindar por su amor a la cerveza.