Llamas monstruosas, una explosión del colector principal de gas de Baterías de coque de Avilés y una nube negra como una montaña -que llegó a verse desde varios kilómetros a la redonda- sembraron la alarma en la comarca desde las 16.15 horas de la tarde de ayer, cuando la cinta que alimenta la torre 1 de la destilería de carbón de Arcelor comenzó a arder por causas que aún se investigan. El fuego consumió la estructura de uralita que la protege haciendo que, a continuación, se viniera abajo. En su caída, partió en dos la tubería de gas que alimenta la venerable factoría, con los días contados (la gran siderúrgica habla de cerrarla en 2019). Y, entonces, fue cuando Avilés entera miró a un cielo ensombrecido como en un eclipse de goma hedorosa, un año después de aquel amanecer rojo por las llamas forestales. Entonces los grupos de Whattsapp y de Facebook ardieron con fotos de un siniestro, uno más de una lista larga en las últimas fechas.

No hubo ningún herido, según confirmaron un portavoz de la empresa, el consejero de la Presidencia, Guillermo Martínez, y los representantes sindicales consultados. Sin embargo, los daños materiales son cuantiosos: el balance que los sindicatos hacen del siniestro es que, de las ocho baterías de la coquería avilesina, han quedado anuladas las tres primeras. La viabilidad de la cuarta está en el aire. De la quinta a la octava son las que se volverán a arrancar "en cuanto se pueda" ya que, desde que se produjo el incidente, la producción está en "stand by", o sea, parada, pero en caliente, según reconoció la empresa a última hora de la tarde, cuando los planes de emergencia interior y exterior habían sido ya desactivados. Anoche, apagadas las llamas, los trabajadores volvieron a sus puestos para valorar el desastre y para tener lista la primera producción de carbón coquizado de manera inmediata (el límite que se pusieron en el horizonte fue de "unas cuantas horas").

La idea que la empresa trasladó a los sindicatos, según estos, es continuar produciendo en Avilés carbón destilado -el combustible que alimenta los hornos altos, el que convierte el mineral de hierro en arrabio- hasta diciembre del año que viene (está previsto que la batería número 1 de Gijón eche a andar en octubre del año que viene y la segunda, en la primavera de 2020). Según ha podido saber este periódico, la compañía se encerró con los sindicatos a primera hora de la tarde de ayer, en el mismo momento en que los bomberos aún estaban sofocando las llamas cuyo crepitar se escuchaba a unos pocos metros de la instalación: en el polígono de la ría y en los barrios más próximos a la destilería. La curiosidad era gigante y los móviles la enfocaron con sus objetivos hacia el desastre, el segundo del año, tras las inundaciones de comienzos de este verano en la LD-A, la acería de Avilés.

La reunión vespertina sirvió para vislumbrar un futuro a corto plazo para una instalación que, según señalaron los trabajadores, "la empresa ha ido dejando morir" evitando mantenimientos profundos porque en el horizonte está la apertura de una nueva coquería (ahora está en obras). "Accidentes como éste ratifican la urgencia de que las nuevas baterías entren en funcionamiento cuanto antes", señaló la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín. Tania González, la secretaria general de Podemos en Avilés reclamó, tajante: "Hay que pedir responsabilidades para que estas situaciones no se repitan". No es la primera vez que arde una cinta transportadora. "Pero nunca había caído sobre la tubería de gas", recalcaron en medios sindicales. "Estamos aquí, de milagro", señalaron. Ahí reside la mayor gravedad del siniestro de ayer con respecto de los de 2010 y 2012.

El fuego y el humo cerraron al tráfico los alrededores de Baterías de coque a partir de las cinco de la tarde, cuando el Principado puso en marcha el plan exterior de emergencias, cuando comenzaron a llegar los camiones de bomberos de Avilés, Pravia y La Morgal. Y, además, el helicóptero. Una ambulancia de UVI entró en las instalaciones fabriles de manera inmediata, pero salió sin tener que atender a ningún herido.

Eso, los posibles heridos, fue lo que más despertó inquietud en la dirección de Arcelor y también en la de Daorje (en Baterías trabaja también personal de Eulen, Jofrasa, de TSK y de una ute eléctrica, en total, algo más de 700 personas). Por la noche, los trabajadores de Daorje estaban haciendo "bypasses" en las tuberías de suministro de gas para aislar las baterías más dañadas. De hecho, se escucharon tres fuertes explosiones sobre las once de la noche por la entrada del aire en un barrilete, aunque según los operarios todo se produjo "dentro de una normalidad". La tarde se turnó en noche laboriosa de un lunes tremendamente negro para Avilés.