Illas vive este fin de semana su "XIII Fiesta de la Seronda" disfrutando tanto del entorno, ideal en la época, como de los productos que la seronda, el otoño, conlleva. Así, es lógico que el recinto del mercado reciba al visitante con olor a castañas asadas y sidra dulce, el olor del "amagüestu".

La Asociación Cultural de Piniella recibe a los visitantes que se dejan caer por La Callezuela asando castañas. "Hemos traído para el fin de semana 250 kilos", cuenta Godofredo Labrador. Y para acompañarlas, 1.700 kilos de manzana: "Ésta es sidra dulce de verdad", comenta mientras explica el funcionamiento de la prensa que, en vivo y en directo, está elaborando la sidra. "La hacemos en directo, pero ya empezamos ayer porque tiene que reposar", explica.

No son los únicos que aportan comida. En Illas no podía faltar el queso de La Peral. Y un puesto de pan que no se puede dejar de lado. Los olores en el recinto, al mediodía, invitan a comer, que es a lo que se dedican quienes acuden a La Callezuela a celebrar la Seronda.

Aunque también hay quien trabaja. Ángel Camiña se afana tallando una cuchara en su puesto de artesanía. Como la sidra, también artesanía de verdad. "Después de 40 años como soldador en Langreo, ahora me dedico a esto". Auténticas maravillas, tanto en madera como con cuernos. "Todo está hecho a mano con mucha paciencia", asegura. Y con mucho humor. Hay que fijarse en los detalles, como el bastón que tiene el puño en forma de pie. O la banqueta de un solo pie (hay que verla). Se puede aprovechar la seronda para hacerse con un completo y juego de útiles de cocina de madera autóctona.

Hay más artesanía en la fiesta de la seronda, que sigue hoy, con una inusual presencia de artesanos jugueteros con juguetes de antes, sin cables ni pilas, ni mucho menos pantallas. Hay espadas, gomeros, ballestas, carracas, caballos (la cabeza con un palo)... hasta madreñas para niños. Todo para disfrutar del otoño.