Una bandeja con un buen puñado de angula y decorada con una guindilla y un par de dientes de ajo era el reclamo colocado ayer en el escaparate refrigerado de la popular sidrería Casa Lin para atraer la vista de los viandantes y tentarlos con la posibilidad de comer un manjar de lujo a un precio al alcance de pocos, pero tampoco necesariamente prohibitivo si hay antojo: 80 euros por una cazuela que contiene cien gramos del preciado "oro blanco" del Nalón. Bien mirado, bastante más barato que los 200 euros por ochenta gramos de angulas que cobró en la jornada gastronómica inaugural de la campaña de la angula un restaurante gijonés que se abasteció de materia prima en Ribadesella.

Rodrigo Suárez García, el gerente de Casa Lin, anticipa que el precio de la angula en la rula de La Arena, el punto de venta habitual para las capturas de esta especie en aguas del río Nalón, bajará conforme pasen los días (el día inaugural marcó un máximo de 509 euros el kilo). Y si baja en la lonja, también bajará en los restaurantes. Todo esto se basa, claro, en la presunción de que las capturas sean abundantes. La intención del restaurador es tener angula en su carta toda la temporada, para lo que se valdrá de los suministros que le envía su vivero de confianza.

En Gijón, hace días, hubo comensales que pagaron gustosos los 200 euros; en Avilés, ayer, también alguno que abonó los 80 que costaba el plato, aunque en el momento que este diario visitó la sidrería no había ni rastro de esos sibaritas. Lo más parecido eran dos buenos clientes a los que la dirección del establecimiento había obsequiado con una ración de angula de cortesía como aperitivo de un pescado al horno.

Rodrigo Suárez García asegura que el perfil de cliente que acude a su establecimiento a comer angula "no está definido", añadiendo como comentario que "cualquiera en un momento dado se puede permitir el capricho de probarla". Tampoco está clara la preferencia de maridaje de la angula: vino o sidra para acompañarla, de todo se ve. Igual que con la bebida, pasa con la escenografía: hay a quienes les gusta comer las angulas acodados en la barra y otras personas prefieren celebrar el ritual sentados ante un mantel.

La preparación de la angula no tiene, precisamente, mucho secretos: se saltea en aceite de oliva con guindilla y ajo. De la sartén al plato, y de éste a la boca, preferiblemente aún caliente. La experta en esta materia es la cocinera Margarita Molina, muy consciente de que cuando prepara una ración de angula tiene en sus manos un producto exclusivo que no admite errores.