Francisco Menéndez Camina y su hijo, de mismo nombre, ambos avilesinos, fueron los primeros arquitectos que trabajaron de forma hegemónica en Asturias y los primeros también en introducir un nuevo estilo artístico que, además, triunfó: el barroco decorativo, que lleva a sus extremos la carga decorativa como se puede apreciar en la fachada sur del Palacio de Camposagrado. Ayer, y como colofón a un ciclo en conmemoración del fallecimiento de Menéndez Camina, "El mozo" (1719), que impulsó la Universidad de Oviedo en colaboración con la concejalía de Cultura, los vecinos tuvieron la oportunidad de conocer más de la obra de ambos arquitectos de la mano de los hermanos Vidal y Juan Carlos De la Madrid, que guiaron a un centenar de personas por el casco histórico tras la huella de los Menéndez Camina.

La ruta partió del Centro de Servicios Universitarios. La primera parada: la plaza de Carlos Lobo, que fue de San Nicolás. "Aquí es donde empieza todo", manifestó Juan Carlos De la Madrid, que situó al público en el momento histórico y subrayó: "Los Menéndez Camina fueron creadores de ciudad, y empezaron cuando Avilés tenía trazas de urbe medieval". Una de las primeras obras documentadas de Francisco Menéndez Camina fue la del convento de la Merced de Avilés. De Carlos Lobo, al parque del Muelle: "Donde se aprecia claramente que la edad moderna se come a la medieval". Tal cual.

El Palacio de Camposagrado "mordió" la muralla de Avilés como recoge una denuncia anónima de la época a buen recaudo en el archivo de Simancas, en Valladolid. Esto llevó a los Menéndez Camina -que habían iniciado la reconstrucción del Palacio con una escalera allá por 1685- a parar esta obra que era mucho más que una vivienda: "La nobleza quería que sus viviendas fuera la reencarnación social del poder". Vidal de la Madrid destacó que la fachada norte del Camposagrado es más austera porque daba a la dársena, no se veía. La Sur, que mira a la calle de La Fruta, es todo lo contrario: la calle central es la que concentra la mayor carga decorativa con una sucesión de columnas de orden toscano, compuestas con fuestes de estriado y también salomónicas. La obra entera destaca por el empleo -a veces abusivo- del almohadillado.

De la plaza de Camposagrado, los De la Madrid guiaron a los avilesinos hasta El Parche, donde también se mantiene intacta la huella de los Menéndez Camina en la casa de García Pumarino, que hasta hace no muchos años ocupó los cines "Marta y María". La visita tras la pista de los Menéndez Camina satisfizo a los avilesinos, la mayoría dispuestos a conocer lo máximo posible de su ciudad. En este caso rozaron las nueve de la noche sabiendo mucho más del triunfo del barroco decorativo, que se desarrolló en Asturias entre 1685 y1750 con la dinastía de los Menéndez Camina como máximo exponente.

Ondina Menéndez se mostró contenta por participar en la visita guiada por el casco histórico: "Vengo porque me gusta el arte", confesó. Loli González, añadió: "Debemos mirar a las fachadas y dejarnos sorprender". Rosa Hoyos manifestó: "Vivo en Avilés y esta ciudad se merece visitas guiadas tan extraordinarias como la de los hermanos De la Madrid". Anoche los avilesinos descansaron conociendo que el arquitecto que metió la mano en Camposagrado lo hizo también en la capilla de Santa Eulalia de la catedral de Oviedo, por ejemplo.