Beth Hart tiene una voz que es un torrente desbocado. Salta del rock al "soul" y, de este estilo, al "blues", como Pedro por su casa. Su poderío es transnacional. Es norteamericana, pero en el Reino Unido es una diosa y su disco directo en Ámsterdam, una joya. Esta noche (21.00 horas) lo va a demostrar sobre las tablas del teatro Palacio Valdés, que hace semanas que colgó el cartel de todo vendido. Y es que una cantante como Hart pocas veces elige Avilés para despedirse de España (antes estuvo en Madrid y en Barcelona y, mucho antes, en el Royal Albert Hall de Londres, que es como un circo romano de la época victoriana, un escenario gigante).

El llenazo de la cantautora norteamericana tiene su explicación: sus seguidores son cientos. Desde el Ayuntamiento -metido a promotor- se indica que acudirán al recital de esta noche personas "de todos los rincones de toda España" y es que, de forma telemática, han comprado entradas en Galicia, Castilla y León, Cantabria, pero también en Madrid, Barcelona, Bilbao, Castellón e incluso Málaga, Portugal y Francia.

Tras el llenazo de la pasada semana del concierto "Irrepetible" de Coque Malla -en el auditorio del Niemeyer no cabía nadie-, Avilés consolida su posición en las agendas nacionales e internacionales.

Beth Hart aterrizó ayer jueves en Avilés donde presentará su último disco: "Black Coffee", un álbum que viene de su colaboración con uno de los grandes "bluesman" del momento: Joe Bonamassa. El disco tiene también influencias de otras publicaciones anteriores: "Live at the Royal Albert Hall" o "Front and Center".

"Black Coffee" es un disco de versiones de grandes clásicos del "blues" y del "soul", cuenta con temas como el que le da nombre al disco. Los críticos asocian a Hart con Tina Turner, Etta James o Ella Fitzgerald.

Hart es de Los Ángeles. Comenzó su carrera hace más de 25 años. Fue candidata a los Grammy en 2013 al mejor álbum de "blues", por "Seesaw". Esta semana triunfó en Barcelona, donde también llenó. La llegada de Hart a Avilés se hace con el éxito asegurado: la ciudad está dispuesta a dejarse atrapar en su torrente de voz.