"La Strada" era, hasta anoche, tan solo el título de una película icónica de la historia de la cinematográfica europea. Pero cuando en el auditorio del Niemeyer se apagaron las luces y sonaron los aplausos, "La Strada" se reencarnó en espéctaculo teatral que echa a andar con ganas de comerse el mundo, una aventura que lo hace con el escudo inalterable de haber colgado muy pronto el cartel de todo vendido. Y es que Fellini es mucho Fellini, pero también Mario Gas y su "troupe" en el carro de la farsa: Alberto Iglesias y Alfonso Lara, por un lado, y Verónica Echegui, por el otro. Tres actores que brillaron en su debut sobre la escena y ese brillo se llevó la recompensa de los avilesinos, que llenan de la misma manera el teatro Palacio Valdés, como el auditorio de Oscar Niemeyer. Unas vías de tren y una ría no disipan las ganas de seguir recibiendo historias.

Alfonso Lara protagonizó una de las tragedias más graves de los últimos años: se llamó "Emilia", la dirigió Claudio Tolcachir, la estrenaron en el Palacio Valdés hace algunos años y contó con Gloria Muñoz como actriz protagonista. Muñoz no estuvo anoche sobre la escena del Niemeyer en cuerpo, pero sí en alma: reflejada en una pantalla que sirvió para que la película de Fellini fuera también el espectáculo teatral con el que Alberto Iglesias acongojó y Verónica Echegui se reenganchó a las tablas, un lugar que no frecuenta mucho.