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Un mar embravecido en el Palacio Valdés

Beth Hart conquistó el teatro avilesino con un derroche de voz y una sensualidad sobre el escenario que está al alcance de muy pocos artistas

Beth Hart, a la derecha, durante su actuación en el Palacio Valdés. JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ

Tras dejar atrás las siempre glamurosas capitales, Madrid y Barcelona, asiduas, por otra parte, en sus últimas visitas a nuestro país, la cantante americana despidió esta nueva gira en Avilés el sábado.

Para una cita de alto copete el siempre acogedor teatro Palacio Valdés lució sus mejores galas para recibir a una artista de la dimensión de Beth Hart. Estábamos ante una oportunidad única, una ocasión de lujo para presenciar una actuación de quien, actualmente, goza del estatus de ser la voz más importante dentro del panorama "blues and soul".

Así lo entendió un respetuoso público, llegado desde varios puntos de la geografía española y de países vecinos como Portugal o Francia, quien agotó todo el papel con muchas semanas de antelación a la fecha prevista.

Avilés significó un nuevo capítulo, escrito con letras de oro, en la bonita historia de amor que Beth Hart está protagonizando con la música, a través de su propia música. Una historia en busca de esa eternidad que la sitúe al lado de las grandes divas del género, póngales ustedes mismos los nombres que consideren más oportunos.

Todas las palabras que se lleven al papel resultaran escasas para describir la hemorragia de sensaciones que desató la descomunal actuación de Beth Hart.

La fuerza de su voz pasa por sacudirte con el vigor de un mar embravecido, a afligirte escalofríos, en zonas que nunca sospecharías recibirlos, cuando expresa la angustia que acumuló a lo largo de un tormentoso pasado.

La pasión y emoción que transmite a través de su voz, su magnetismo, su sensualidad o su fuerza sobre un escenario son ahora mismo inalcanzables para el resto de los mortales.

La extensa y atronadora ovación final que respondió a la soberbia actuación de la artista californiana en su concierto en Avilés, fue el mejor indicativo del alto grado de satisfacción de un público que estuvo totalmente entregado.

Beth Hart robó el corazón a todos los presentes con escaso conocimiento sobre su carrera. A quienes lo tenían, les hizo ascender a los cielos en lo que consideramos el evento musical del año dentro de la región asturiana.

Posiblemente, sólo, el inexorable paso del tiempo convierta a Beth Hart en leyenda, si no lo es ya, y será cuando tomemos consciencia de lo afortunados que fuimos de presenciar semejante actuación en el fastuoso teatro Palacio Valdés de Avilés.

Y es que una artista de esta magnitud no se ve cada año por nuestra Asturias.

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