"Los nuevos vecinos del Reblinco son ratas", critica una residente en este barrio degradado próximo a la antigua nacional 632 que comunica Avilés con Raíces, en Castrillón. Los habitantes, cada vez menos, advierten de la proliferación de roedores, sobre todo, en la calle Casas de Campanal, la última vía asfaltada de este barrio que es una prolongación de Ramón Garay. "Hay muchísimas y ya se ha informado al Ayuntamiento, pero no hace ni caso", aseguran.

No es la primera vez que los vecinos del Reblinco alzan la voz. El Reblinco está a algo menos de tres kilómetros de la plaza de España, una distancia que, a pie, se recorre en aproximadamente media hora. Pese a la cercanía de este barrio al centro más centro de Avilés y pese a ser una de las puertas de entrada de la ciudad por la vieja nacional 632, se encuentra en ruinas. Algunas casas han sido derribadas en los últimos meses, otras se caen a cachos y, las que menos, las conservan las aproximadamente diez familias que conviven "entre aguarones". Los lugareños están hartos. Exigen un sinfín de mejoras, ante todo limpieza. "Damos comida a los gatos callejeros para que asusten a las ratas porque ya no sabemos qué hacer", confesaba meses atrás una vecina.