Servando Ruiz Gómez tiene nombre de céntrica calle de Avilés. Sin embargo, antes de alcanzar esta naturaleza nominativa fue un político avilesino de primera envergadura. En 1868 le nombraron Gobernador Civil de Asturias. Aquel año, hace siglo y medio ya, se produjeron dos cambios radicales en la vida social avilesina: por un lado, Antonio María Pruneda dejó de imprimir "El eco de Avilés", que fue el primer periódico de la historia local, y, por otro, la parroquia de San Nicolás de Bari consumó su traslado: del templo de la calle Ferrería, al de la calle de San Francisco. Este traslado es el que la parroquia más importante de la villa planea conmemorar el próximo día 6 de diciembre, la fiesta de San Nicolás de Bari -el Santa Claus de la tradición nórdica- y, a la vez, el cuadragésimo aniversario de la Constitución.

El párroco actual de San Nicolás, Alfonso López Menéndez, planea una jornada festiva que recreará aquella otra de siglo y medio atrás, cuando su antecesor presidió un traslado que cambiaría la faz y el alma de los avilesinos. La iglesia genuina -de estilo románico, el edificio más antiguo de cuantos hay en Avilés- quedó vacía el 6 de diciembre de 1868 y así lo estuvo hasta la llegada de los franciscanos que habían sido expulsados tras la Desamortización de Mendizábal. "La celebración empezará con la lectura del acta del Ayuntamiento que acuerda el traslado de la parroquia", cuenta el párroco. Esta lectura está previsto que sea en el actual templo dedicado a San Antonio.

"La orden fue municipal porque fue el Ayuntamiento el que se había dirigido a la Reina Isabel II para que cediera el convento de San Francisco a la ciudad y la iglesia de los franciscanos a la parroquia de la villa", cuenta López Menéndez. Con la vuelta de los franciscanos a primeros de la década de los veinte del siglo pasado, se produjo un lío difícil de explicar: San Nicolás fue siempre la iglesia de la calle de la Ferrería; tras su traslado, la iglesia de los franciscanos original (la de la calle de San Francisco) se transformó en San Nicolás. La vuelta de los franciscanos fue para ocupar la antigua iglesia de San Nicolás, que comenzó entonces a llamarse de los Padres. Y así se denominaron hasta 2013, cuando la marcha de los frailes dio paso al nombre de San Antonio de Padua para el templo de Carlos Lobo.

Tras la lectura del acta, los participantes en la fiesta recrearán el traslado. "No sabemos con certeza si se hizo por la calle de la Ferrería hacia el Parche o por La Fruta. Creemos, sin embargo, que es más posible que hubieran optado por esta última calle", cuenta López Menéndez. La intención del párroco es contar con dos actores que interpreten a sendos maceros (alguaciles municipales): "Acompañaron el desfile", asegura el cura.

"Mantenemos en la iglesia actual cuatro elementos que trajeron aquel 6 de diciembre de 1868: el archivo parroquial que empieza en 1599, la pila bautismal de origen romano (el elemento arquitectónico más antiguo de cuantos se conservan en Avilés), un cáliz del siglo XVII que cedió a la iglesia un canónigo de la catedral de Oviedo que ordenó construir la capilla de San Pedro de Rivero. "Además, una custodia que cedieron los condes de Canalejas, que son herederos de Pedro Menéndez, y que sigue saliendo cada fiesta del Corpus Christi", señala el cura.

"Cuando llegue el desfile al atrio del templo se producirá la ceremonia de la entrega de las llaves de la puerta del siglo XIII. Ahí entonces tomaremos posesión de la nueva iglesia y celebraremos una misa que va a presidir el arcipreste de Cangas del Narcea, Juan José Blanco Salvador, que es el último cura ordenado de la parroquia de San Nicolás", apostilla el titular actual del templo. La fiesta concluirá con una cena en el 40 Nudos. Ciento cincuenta años después de todo.