"La escuela rural pretende ofrecer al alumnado un ambiente en el que pueda desarrollar al máximo sus capacidades", explican. El centro dispone hoy de lo que hace años parecía impensable: profesorado especialista en todas las áreas y apoyo a la diversidad (audición y lenguaje y pedagogía terapéutica). Cada aula tiene tutor y el resto de áreas las imparte profesorado itinerante.

El alumnado asiste a la escuela en su propio entorno y los grupos son reducidos, con desdobles por niveles de edad, asegurando una atención personal. Todas las escuelas de los pueblos disponen del equipamiento necesario para el desarrollo de las clases, incluyendo varios ordenadores con conexión a internet en cada aula.

"A lo largo del curso realizamos diversas actividades de forma conjunta. El principal objetivo es fomentar la convivencia de alumnos de las distintas aulas, así como potenciar su formación integral. Hay dos tipos de actividades conjuntas: salidas y encuentros. Las salidas son visitas a lugares de interés educativo, enmarcadas en la Programación General Anual. Los encuentros son jornadas culturales con un tema concreto; como mínimo, se programan tres encuentros a lo largo del curso y se realizan en el lugar más apropiado, dentro del ámbito del CRA, utilizando como criterio la adecuación de los espacios a las actividades que se vayan a realizar", destacan en la web. El horario lectivo es de nueve de la mañana a dos de la tarde, de lunes a viernes.

Agustín González echa la vista atrás y recuerda años de lucha. Pero siente satisfacción. "Hubo un apoyo fundamental por parte de los padres, que comprendieron la necesidad de mantener la escuela rural", señala este hombre que augura otros 25 años repletos de éxitos educativos en las escuelas rurales de Illas y Castrillón. Pero antes, a los impulsores del colegio rural agrupado y a cuentas personas formaron parte del mismo les espera una fiesta; este próximo viernes, en Naveces.