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La UCI dejará a los familiares cuidar a los pacientes y mejorará el horario de visitas

Algunos miembros del servicio recorrerán otras áreas del Hospital San Agustín para detectar enfermos graves y darles una atención urgente

La UCI dejará a los familiares cuidar a los pacientes y mejorará el horario de visitas

Myriam MANCISIDOR

Pronunciar las siglas UCI da respigos. Eso lo sabe bien el nuevo jefe del servicio en el Hospital San Agustín, Manuel Valledor, que se empeña en dar un mensaje: "La idea de que se viene a morir no se sostiene por ningún sitio". Para mejorar unas cifras ya positivas -el ochenta por ciento de los pacientes críticos que pasan más de veinticuatro horas ingresados regresan a sus domicilios y el noventa a plantas de hospitalización-, pretende implantar el próximo año un plan de "captación" de enfermos graves que estén ingresados. "La intención es la detección precoz de los pacientes de riesgo fuera de la UCI para asegurar la adecuación del tratamiento", dice. Además, los familiares podrán participar en el cuidado de los pacientes de forma activa.

La asistencia precoz ante las llamadas patologías tiempo dependientes -situaciones de sepsis, enfermedades coronarias agudas o paradas cardiorrespiratorias, por ejemplo- es básica. Eso busca el equipo de Valledor. "Para conseguir esto, queremos salir de estas cuatro paredes y captar a estos pacientes que de otra forma podrían acabar en la UCI con peor remedio", incide. Para decidir un ingreso en la unidad, no obstante, se siguen tres criterios: que el nivel de gravedad amenace la vida, que el riesgo sea potencialmente reversible y que la intensidad del tratamiento requiera un nivel de vigilancia y tecnificación que no se pueda ofrecer en otra área del Hospital.

El equipo de la UCI, que cuenta con diez camas, pretende de cara a 2019 mejorar su estructura y la organización. Esto pasa por hacer horarios de visita más flexibles, prestar especial atención al dolor físico, disminuir el ruido y respetar el ritmo día y noche en beneficio de los ingresados. También quiere hacer partícipes a las familias del cuidado de los enfermos críticos ingresados. "En los años noventa, había un pasillo alrededor y se hablaba con los enfermos a través de una ventanita con un teléfono. Se suponía que era la mejor forma de cuidar a un paciente. Hoy está claro que eso no es así y que cuanto más se implican las familias, mejor", manifiesta Valledor, que deja claro que siempre hay excepciones según qué enfermedades.

El nexo común de todos los pacientes que pasan por la UCI del Hospital Universitario San Agustín es que son críticos. La edad media de estos enfermos ronda los 66 años -la edad no es ahora un criterio absoluto para decidir el ingreso: en 2017, el 22 por ciento tenía más de ochenta años- y por sexos, hay más hombres que mujeres. En relación al número, por la UCI avilesina pasan entre 750 y 800 pacientes al año. La mitad, aproximadamente tiene una estancia mayor de veinticuatro horas; el resto permanece menos, bien porque se estabiliza antes o porque el motivo de ingreso era para la realización de una técnica como, por ejemplo, cateterizar una vía venosa central o una pericardiocentesis.

El tiempo de estancia media en la UCI ronda los cinco días, aunque hay enfermos, los menos, que pueden estar ingresados durante meses. Al cuidado de estos pacientes que cada día luchan por vivir están siete médicos, incluido Valledor, veinte enfermeras, diez auxiliares y una supervisora. Todos trabajan "a mil". Todos hacen guardias. De hecho, esta es una de las especialidades con mayor desgaste profesional, sobre todo, para enfermería. Pero si algún reto se plantea el equipo de Valledor es "no llegar tarde". Por eso, en unos meses irá en busca de los pacientes graves allá donde estén, aunque sea lejos del laberinto que lleva a la UCI, en la primera planta del San Agustín. Algunos médicos ya han comenzado a recorrer el hospital con este objetivo: no quieren dar miedo sino vida. En la puerta del servicio, un cartel resume el trabajo de estos "jabatos" de la sanidad: "Lo imposible lo hacemos de inmediato (para los milagros tardamos algo más)".

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