El 20 de septiembre de 2017, la multinacional Glencore decidió cambiar la forma de gobierno de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa): cesó a su anterior administrador único y nombró un consejo de administración. Lo preside Íñigo Abarca Junco y lo componen Carlos Antonio Navalpotro Fuster, Manuel Romero Fernández y Jaime Arias Zapico. El secretario no consejero es José Manuel Hevia-Aza Suárez. La retribución de los directivos "ascendió a 6,4 millones de euros", según se recoge en el balance contable de la compañía del año pasado: 2,3 millones corresponden a sueldos, mientras que 237 mil son "pagos basados en instrumentos de patrimonio y otros rendimientos en especie en el ejercicio 2016".
Estas cifras corren parejas a las que vienen recogidas en el apartado de gastos de personal. La empresa pagó en nóminas y en afiliaciones sociales más de 58 millones de euros, casi dos más que en 2016. Estos sueldos corresponden a una plantilla que el año pasado estuvo compuesta por 934 personas, dos menos que en 2016. El grueso de este personal -743- corresponde al apartado de producción. Tras ellos, tras los obreros, van los ingenieros y técnicos -139 personas-. Las oficinas estuvieron atendidas el año pasado por 23 personas. Una más hubo en el departamento comercial y de distribución. "La política constante de contención y reducción de costes sigue siendo un factor primordial en el mantenimiento de la fabricación de cinc", reconoce la compañía en su informe de 2017.