La exposición "Pedro Masaveu. Pasión por Sorolla" ya es, tres semanas antes de su clausura (está prevista para el 6 de enero próximo), la que más público ha atraído de cuantas ha acogido el Centro Niemeyer en lo que va de su corta historia. Según datos ofrecidos por la organización, más de 47.000 personas han pasado por la cúpula del complejo cultural para recorrer la historia pictórica del pintor Joaquín Sorolla, desde sus comienzos más historicistas a su esplendor más sobresaliente.
Los visitantes que han disfrutado de la obra del artista levantino casi multiplican por cinco los que se interesaron por las innovaciones técnicas que predijo Julio Verne en su obra literaria, la segunda muestra del Niemeyer más concurrida. Concretamente, la cifra de visitantes contabilizada a fecha del 11 de diciembre fue de 47.087 personas. Estos números están muy por encima de los 10.874 que pasaron por la muestra "Julio Verne. Los límites de la imaginación", entre noviembre de 2016 y junio de 2017, en la misma cúpula."Esta exposición supone para el Centro Niemeyer un éxito incontestable. La calidad de esta exposición sitúa al complejo cultural como un referente expositivo a nivel nacional y el público así lo ha refrendado con unas cifras de visitantes extraordinarias. Todo ello a falta de tres semanas de que concluya la exposición", destacó Carlos Cuadros, el director general del complejo de la ría.
Sorolla sigue funcionando como una estrella del rock. El industrial y filántropo asturiano Pedro Masaveu lo supo bien desde el principio, de tal modo que a lo largo de su vida se esforzó en hacerse con la segunda colección privada más importante del mundo de obras del pintor valenciano. Lo que está en la cúpula del Niemeyer hasta el próximo 6 de enero son 59 lienzos de todos los tamaños y de todas las temáticas, todos los cuadros de Sorolla -sólo uno de los que compró Masaveu quedó fuera: el que está en el Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid-.
A finales de junio pasado se inauguró la muestra "Pedro Masaveu. Pasión por Sorolla" y ya entonces se valoró como el hito expositivo más importante de los patrocinados por el Niemeyer, en este caso con el beneplácito de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, que es, a fin de cuentas, la propietaria de casi todos los cuadros del levantino expuestos en el Niemeyer.
Estos seis meses han sido los de tener a mano la mejor obra del pintor español más reconocido en el primer tercio del siglo pasado, un tesoro que brilló aún más con las aportaciones que hicieron tanto el museo de Bellas Artes de Asturias y del propio Sorolla, en Madrid. Sorolla concluyó su vida firmando más de 2.000 pinturas que están colgadas en los centros culturales más señeros de todo el mundo.
