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El elenco de la Navidad mágica avilesina

El personaje nacido en La Arena se acompaña de los ayudantes avilesinos Xesús y Lolina y de otras figuras como el Faroleru

Al calor de L'Anguleru se ha creado una amable historia navideña que cada vez tiene más personajes y un hilo conductor que paulatinamente dando empaque la idea original de la asociación cultural "Garabuxada" de crear un personaje navideño ilusionante a ojos de los niños, didáctico, entrañable y, además, comprometido con el medio ambiente. Al Papá Noel "a la asturiana" que homenajea a la gente pescadora le ha salido una corte de colaboradores que no deja de crecer. El cuento aún se está escribiendo, pero es seguro que tendrá un final feliz.

Fruto del "boom" mediático de l'Anguleru, hace tres años hicieron su aparición en escena los "ruleros" de Avilés gracias a la aportación del grupo de "llendadores" que capitanea el profesor y escritor de cuentos infantiles Víctor Pintado Rey, "Vitu". Se trata de una pareja, de nombres Xesús y Lolina, que ostentan la condición de "llendadores" (cuidadores) de la ría de Avilés. Xesús está inspirado en la figura del difunto Jesús López, trabajador en tiempo de la rula de Avilés, un hombre campechano y enamorado de su trabajo que en sus ratos libres solía salir a pescar en su lancha; en épocas invernales iba a la angula y, desprenddo como era, regalaba las capturas a los amigos. Lolina recrea a Victoria López, hija de Jesús, que fue telefonista y auxiliar de caja en la rula cuando Avilés ocupaba una posición cabecera en el sector pesquero español. Xesús y Lolina visten ropas pescadoras de época y su misión es vigilar, durante los meses que l'Anguleru pasa en el mar de Los Sargazos (zona de reproducción de las angulas) la calidad de las aguas de la ría.

Casi en paralelo a la contribución avilesina a la historia de l'Anguleru, surgió en Carreño la figura del Faroleru, que recuerda a aquellos hombres que antes del alba recorrían farol en mano las calles de las villas marineras llamando para ir a la mar. Tazones (Villaviciosa) aportó a este cuento a L'Ocleru, que como su nombre indica evoca a las gentes que se dedican a la recogida de ocle.

Para centrar esta proliferación de "llendadores" o colaboradores de l'Anguleru, se decidió desempolvar la icónica figura del Nataliegu, un tronco o "tueru" de árbol, preferentementre roble, que los antiguos astures quemaban coincidiendo con el solsticio de invierno como símbolo de la luz que desde ese día empezaría a ganarle terreno a la oscuridad de la noche y augurio de prosperidad. El culto al árbol, extendido en tiempos por toda Asturias y buena parte de Europa, vino a coincidir tiempo después, día arriba o abajo, con el nacimiento de la luz de Dios (el Niño Jesús). La luz mágica que emana el Nataliegu se trasforma en el cuento avilesino de la Navidad en la "llume" que enciende el farol del Faroleru, que ilumina lospasos de L'Ocleru y que impulsa la lancha de l'Anguleru -de nombre "L'Angulina"- en su viaje trasatlántico para llegar a tiempo de dejar regalos en las casas de los niños que han sido buenos y respetuosos con la naturaleza.

Nada gusta más a l'Anguleru y sus colaboradores que la gente ponga en su casas Ramos de Nadal, o lo que es lo mismo, el tipo de adorno navideño que se estilaba por estos lares antes de que se impusiera la moda de los abetos con bolas de colores. La tradición del Ramu Nadal, como la del Nataliegu, se remonta a muy antiguo y es compartida en toda Europa y parte de Asia. Consiste en un poste central al que se clavan o amarran uno o más triángulos de madera decorados con motivos vegetales perennes (pino, laurel...) y de los que se cuelgan flores, cintas y lazos, objetos dulces, frutas del tiempo (manzanas, naranjas...) e incluso productos de la matanza.

Y como a este cuento le faltaba un animal -cosa aprendida gracias a Walt Disney-, l'Anguleru ha presentado este año en sociedad a la mascota que le hace compañía en su lancha: la gaviota "Deva", nacida como su nombre delata en la mayor de las islas de la costa asturiana, la peña la Deva.

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