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Consejero delegado de Aleastur

José Martínez: "Estamos investigando baterías para coches eléctricos partiendo de aluminio"

"Creo que la crisis que afecta a Alcoa va a tener solución, pero no me atrevo a decir si de forma total o parcial porque el tema no es fácil"

José Martínez. MIKI LÓPEZ

La empresa Aleastur ha retrasado la puesta en marcha de su primera planta en el extranjero, en Bahrein, por el crecimiento que ha experimentado la planta del polígono de Maqua. José Martínez, consejero delegado de Asturiana de Aleaciones y vicepresidente de la Cámara de Comercio de Avilés, analiza en esta entrevista la situación de la empresa y la actualidad industrial.

- ¿Buen balance de año?

-Ha sido un año positivo y que nos abre nuevas posibilidades de crecimiento, de incremento de la productividad y hasta de mejora de calidad. Tuvimos dos o tres acontecimientos inesperados este 2018. Uno fue el tema de los aranceles de Estados Unidos, un mercado muy importante para nosotros, con los impuestos extra del 10%. Sin embargo hemos mantenido las ventas, por lo que estamos contentos, nos afectó mucho menos de lo que preveíamos. El segundo fue el tema del diésel, el debate sobre el automóvil está influyendo en la industria de la automoción, pero tampoco nos ha afectado demasiado, quizás porque tenemos muy diversificadas las ventas.

- ¿En qué se traduce ese crecimiento del que habla?

-Se traduce en más toneladas, en llegar a más mercados y en la capacidad de invertir en más proyectos de I+D+i. Estamos cerca de las 20.000 toneladas, un crecimiento del 3 por ciento cuando el sector lo está haciendo al uno y pico por ciento, a lo sumo el dos (sin contar el mercado chino). En I+D+i, por ejemplo, estamos en un proyecto de investigación sobre la evolución de las baterías de los coches eléctricos, las baterías del futuro partiendo de aluminio. Colaboramos con otras empresas y con centros tecnológicos.

- ¿Nuevos mercados?

-Ya estamos en más de 80 países. Nuestro mercado se aleja de Europa. La capacidad de crecimiento de Asia está alejando los mercados. Europa decreció en producción de aluminio primario en la última década y depende de las importaciones, el continente tiene una fuerte necesidad de importación de aluminio primario. Nosotros nos posicionamos en países donde está creciendo la producción: Golfo Pérsico, Rusia, Canadá. Estados Unidos también bajó producción, Japón la abandonó hace años por los costes energéticos. En transformación, Europa sí que está fuerte.

- Han retrasado la puesta en marcha de la planta de Bahrein.

-Sigue en la línea estratégica de la empresa, pero como hemos crecido aquí, mejorado productividad y demás, no es un tema acuciante. Es un objetivo y ahí está. Lo pondremos en marcha en cualquier momento, puede ser a lo largo del año 2020 con miras a arrancar a finales de ese año, principios de 2021.

- Esalrod parece ir viento en popa.

-Hay aleaciones dentro del grupo en Esalrod, con su trabajo de I+D+i e investigación aplicada, que hace que sea una de las mejores empresas del mundo en sus productos, por calidad y por gama. El desarrollo de aleaciones conlleva un gran esfuerzo en investigación y después en la homologación. El mercado en ese sentido es muy complicado. En Esalrod se está trabajando ahora mismo en homologaciones para el sector de la industria aeronáutica que tienen que pasar unos filtros tremendos. Eso tiene unos tiempos de respuesta lentísimos. Es un camino arduo y complejo. Esalrod lleva cuatro años funcionando. En su nicho del mercado es el mayor fabricante europeo. A nivel mundial, hace aleaciones que igual hacen dos o tres empresas como mucho.

- ¿Les afecta el cierre de Alcoa?

-Nos afecta si cierra la fundición, que es quien usa nuestras aleaciones y afinantes, unas 300 toneladas al año (un 1,5% de nuestras ventas). Pero es un cliente de proximidad, es más por la parte afectiva, anímica, que por la económica. Trescientas toneladas las conseguiremos, pero en Alcoa hay conocidos, compañeros de profesión, trabajadores, otras empresas afectadas. Tenemos una muy buena relación como suministradores y razonable a nivel de compradores. Nosotros compramos material de Alcoa que a veces no procede de la planta de aquí, por su propia política de ventas.

- ¿Y ve solución?

-Creo que la crisis de Alcoa va a tener una solución. Lo que no me atrevo es a decir es si esa solución será total o parcial. No sé a qué nivel. El tema no es fácil. A veces la no facilidad se debe a la no comprensión de la realidad.

- ¿Cuál es la realidad?

-Por una serie de circunstancias, y no se trata de buscar culpables, son unas plantas que tienen el tiempo que tienen, han hecho un esfuerzo importante, han conseguido mejorar productividades...

- Pero...

-Las plantas de menos capacidad que se ponen ahora en marcha en el mundo rondan las 500.000 toneladas. Hay plantas de 900.000 que se están ampliando en otras 500.000. Hay que hacer productos que puedas defender. Y en la fabricación del aluminio, está más que dicho, el peso del coste de la electricidad es muy fuerte. No hay más que analizar los costes en otros países europeos y ver si aquí hay tanta limitación para que se pueda dar una tarifa especial o no.

- ¿Como afecta el precio de la energía a su empresa?

-Tiene un impacto muy importante. Trabajamos con hornos de inducción, eléctricos. No estamos al nivel de Alcoa, pero el 6% de los costes es energía eléctrica.

- ¿Alcoa puede ser la punta del iceberg de posibles deslocalizaciones de multinacionales?

-Hay que considerar eso. Arcelor y Azsa también tienen una fuerte penalización. Hay que analizar qué representan las compañías para los territorios. Parece que subvencionar a la industria suena feo. Nadie quiere centrales nucleares, pero tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Hay 40 en Francia. Si pasa algo en alguna de ellas, la nube también puede acabar aquí. Los tránsitos hay que hacerlos de manera razonada. Como objetivo está bien, pero hay que plantearse el escenario completo.

- Se refiere a la transición energética. ¿Las exigencias ambientales en Europa son acaso desproporcionadas?

-Están muy bien, a mí también me encanta lo verde, pero si vas a apretar hasta estrangular suben los costes y lo que no puedas fabricar en tu territorio lo tendrás que comprar fuera, donde seguro que fabrican con más contaminación. Me gusta el verde, y se ha mejorado muchísimo, pero ¿hasta donde hay que exigir? Esa es la terrible discusión. Se quitan unas baterías y se hacen otras más modernas, estupendo. ¿Pero cerrar baterías al tuntún? Todo es cuestión de no dramatizar, de hacer las cosas con sentido común. Decir que cierro (por las térmicas) sin explicar cómo se va a suministrar el resto de la energía me parece aventurado. Hubo una política de apoyo a los huertos solares y de repente se cortó. Estos vaivenes no son positivos ni para una sociedad ni para un país. Hay temas que tendrían que ser de consenso, como la educación y también la política energética. Que todos los partidos se sienten con expertos y se tomen decisiones. No se trata de ser lo más bonitos, también tenemos que ser competitivos. Todos estamos de acuerdo en lo que se dice, pero hay que llegar a ello de forma razonable y equilibrada. Lo que no se puede es andar dando bandazos.

- ¿Cuál es el principal lastre para la competitividad de las empresas asturianas?

-Aquí hay ventajas y algunos inconvenientes. Hay muy buenos profesionales y trabajadores, buenas comunicaciones marítimas, terrestres yaéreas ya sabemos todos que no. Creo que Asturias tiene más cosas positivas que negativas, pero se suele poner el énfasis en las negativas. Hay empresas que no existían hace veinte años que son auténticas potencias. Asturias tiene argumentos y mimbres para, si se hacen las cosas bien, tirar para adelante. Pero si se mantienen viejos tópicos y creencias, como que la empresa es el enemigo a batir...

- Los empresarios asturianos están alzando la voz.

-Como cualquier otro colectivo, es positivo que la levanten, que digan lo que se necesita. La idea de las veinte propuestas de la FADE me parece positiva. Puede haber quien las comparta o no, pero si un colectivo dice lo que estime de forma razonada y con argumentos, habría que por lo menos considerarlo y analizarlo. He felicitado recientemente a Belarmino Feito (presidente de FADE), porque desde la patronal está diciendo las cosas a cara descubierta, de frente, como las hay que decir.

- ¿Aluminio versus acero?

-No hay una guerra aluminio y acero, sino de los materiales en general. Es una guerra tecnológica, el aluminio busca sus huecos y el acero los suyos. Y esa guerra entre los materiales es buena. Si no existiera el aluminio, el acero no habría llegado hasta donde ha avanzado. El cobre y el aluminio también compiten, por ejemplo en la transmisión de energía. Hay campo para todos.

- Ha entrado en el comité ejecutivo de la Cámara de Comercio. ¿Cómo ve la entidad?

-Luis Noguera es un excelente presidente, proactivo a las comisiones de trabajo, algo que me parece muy interesante, y está volcado. Las cámaras están muy cerca de la FADE, hay consenso, un acuerdo que antes no había. Voz única en ciertos temas. La Cámara va bien y hay muy buena impresión del equipo.

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