La iglesia de Santa María de Luanco es un hervidero en la misa dominical de las once y media de la mañana, a la que asisten los niños del catecismo. La llegada del párroco Alejandro Rodríguez Catalina a la villa marinera ha cambiado la forma de dar la liturgia desde el altar mayor del templo. El sacerdote interactúa con los niños que están preparando la catequesis. Les plantea preguntas desde el altar, micrófono en mano, para que los pequeños respondan desde los bancos. El domingo pasado hizo lo propio y también habló de la importancia de la bondad. "La Navidad es un momento para compartir porque durante estas fiestas derrochamos muchísimos millones de euros", comentó.

Dolores García Rodríguez y Beni García Rodríguez, dos feligresas habituales de la misa dominical de las once y media, dicen que desde la llegada de Rodríguez Catalina "viene mucha más gente". "Hace participar más a los niños en la misa. Ahora hasta tocan las palmas acompañando al coro, algo que antes nunca se había visto en la iglesia", relatan. La predicación de la palabra parece que ahora cala más entre los feligreses luanquinos. La misa de la catequesis es una muestra de ello. El domingo pasado, los niños incluso portaron panderetas para cantar villancicos. Algo muy común en esta época del año pero inusual hasta ahora en la iglesia de Luanco.