"Yo había pensado que el Ayuntamiento era coser y cantar. Veía al alcalde, Suárez del Villar, dar ruedas de prensa a las 2 de la tarde delante de la consistorial me decía para mí: 'Esto se hace con la gorra'. Hasta creía posible compaginarlo con mi trabajo en una empresa consignataria. Tomé posesión el 19 de abril de 1979, volví al día siguiente al Ayuntamiento a las 2 de la tarde.. y ya no volví a salir. Dormí allí, Juana Mari haciendo fotocopias, preparamos reuniones, plenos... Íbamos a cambiar el mundo y, la verdad, creo que no lo hicimos tan mal". Palabras de Manuel Ponga dictadas a la periodista de LA NUEVA ESPAÑA Elisa Campo cuando en septiembre de 2017 este diario preparaba las memorias del exalcalde de Avilés, publicadas en dos entregas los días 1 y 2 de octubre de ese año.

Aquella noche primaveral de 1979 no fue la única que Manuel Ponga durmió en el Ayuntamiento; de hecho el despacho de alcaldía fue dormitorio improvisado más de dos veces y tres", según el relato del propio protagonista de esas pernoctaciones. "Aquella primera Corporación vivió y se desvivió por Avilés, hasta la oposición trabajó seriamente y con amor a la ciudad. Fue una etapa inolvidable, dura, pero lo hicimos con gusto", añadió subrayando el todo momento que fue "un trabajo en equipo, pues todo lo que se hizo no podría haberlo sacado adelante una sola persona".

En el momento de hacer resumen de su vida, Manuel Ponga se refirió a su cargo de Delegado del Gobierno en Asturias como "problemático" porque le tocaron cinco huelgas generales en el transcurso de las cuales -confesó- "vi escenarios que me hicieron querer mucho a la Guardia Civil; ¿quién me lo iba a decir a mí que era antisistema?" Y en ese contexto, lanzó una advertencia: "¡Cuidado con lo de Cataluña! Estoy temblando".