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Belleza captada al vuelo en la ría

Los fotógrafos que frecuentan el estuario para inmortalizar aves se felicitan por la paulatina recuperación de las aguas, aunque lamentan la falta de cuidados y señalización en Zeluán

Belleza captada al vuelo en la ría

Paciencia, suerte, óptica y conocer las costumbres de los animales son los ingredientes que debe reunir un fotógrafo de aves, coinciden en señalar Roberto Menéndez, Mauricio del Pozo y José Luis García, tres amigos a los que ha unido la afición por inmortalizar con sus cámaras los pájaros que acoge la ría de Avilés, donde abundan las limícolas (zarapitos, correlimos, andarríos o archibebes, entre otros). Fruto de esta inclinación acumulan un amplio archivo de imágenes que generosamente comparten con el público a través de las redes sociales y el blog Páxaros en la ría de Avilés, puesto en marcha por la asociación de ornitología Mavea, en el que cuelgan fotografías que acompañan con breves comentarios.

Dichas herramientas, apuntan, facilitan el conocimiento de las aves y su divulgación. "Cada vez hay más blogs, vemos que aumenta la afición y, todo ello, redunda en una mayor educación, respeto y sensibilidad hacia la protección y el cuidado de la naturaleza", observa Roberto Menéndez, al que el programa "El hombre y la tierra", de Félix Rodríguez de la Fuente, despertó de niño la curiosidad por los animales. El interés por la fotografía le llegó muchos años después, ya de adulto. Y ambos intereses juntos "enganchan", reconoce el tenista profesional.

El monumento natural de Zeluán es, para ellos, un polo de atracción por su riqueza biológica, si bien se muestran críticos con el estado en que se encuentra. "Hay poco respeto de la gente hacia este espacio, que debería estar bien señalizado", comentan. Con nostalgia, José Luis García, natural del mismo Zeluán, recuerda la imagen que presentaba dicho enclave antes de la llegada de las grandes empresas al entorno. "La industria se ha comido la ría", comenta. Roberto Menéndez, por su parte, lamenta la pasividad de la administración en ejecutar proyectos pendientes en este área sobre el que Mavea, recalcan los tres, pone todo el empeño en cuidar y atender. De hecho, indica Mauricio del Pozo que se enamoró de la ría de Avilés "a través de esta asociación, que siempre está detrás". Este aficionado a la fotografía cuenta con una larga trayectoria, si bien lleva poco tiempo con la mirada y el objetivo de la cámara puesto sobre las aves que sobrevuelan las aguas avilesinas y con las que se ha ido familiarizando a base de consultar las más de cincuenta guías que posee. Este abulense de nacimiento residente en Oviedo porta casi siempre la cámara al hombro, y cuando viaja a Canarias o Irlanda para visitar a sus hijos aprovecha para retratar las singularidades de dichas tierras.

Para conseguir una buena imagen, además de tener en cuenta factores como la luz -"por la mañana o a la caída de la tarde, nunca a pleno sol, y mejor si está algo nublado", manifiestan- hay que elegir el lugar y el momento adecuado. "Cogerlas al vuelo es más difícil", apuntan, para hacer hincapié en que "no hay que molestar a las aves por el deseo de sacar una buena foto ya que se puede estropear una puesta o, incluso, puede provocar que no regresen al año siguiente", resalta José Luis García.

Un aspecto a tener en cuenta a la hora de enfocar la lente es la situación del fotógrafo. "Habría que estar a la altura de los pájaros para hacer la foto perfecta en la ría de Avilés, pero no es conveniente porque alteraríamos su tranquilidad; es mejor perder algo de belleza en la imagen y ganarla en la calma del animal", advierte José Luis García, quien hasta hacer poco "me resultaba difícil reconocer las especies".

Posadas, al vuelo, con las alas desplegadas, solas o en grupos, cualquier imagen puede resultar atractiva, subrayan los tres fotógrafos que invierten horas en busca el gesto y el momento más singular de las especies. "A veces es cuestión de suerte y nada más llegar consigues una buena instantánea", comentan. De ello también depende el carácter de los animales. "El escribano nival, por ejemplo, es muy confiado, se te mete en el objetivo", relata Roberto García, "y los petirrojos, cuando están agotados, se posan en la barandilla de los barcos para descansar", apunta José Luis García, a quien gustaría poder fotografiar un negrón especulado, escaso en aguas asturianas. Mauricio del Pozo, por su parte, querría plasmar una avoceta, esbelta limícola que luce un pico curvo hacia arriba. Por su parte, Roberto Menéndez aspira a tener frente a su cámara un andarríos de terek, una especie difícil de encontrar en la ría.

Frente a estas especies raras en las aguas de Avilés, proliferan otras como el martín pescador, "que se ha recuperado", apuntan, y, sobre todo, las gaviotas, el archibebe claro, los correlimos, los cormoranes, las garzas o los zarapitos. Precisamente al citar esta última limícola, José Luis García rememora haber llegado a contar 72 ejemplares de esta especie fácilmente identificable por su largo pico y relativamente común durante los pasos migratorios en el litoral del cantábrico. "Alegra ver tanta cantidad de aves", comenta quien frecuenta Zeluán. "En Avilés hay más pájaros de los que la gente cree", añade.

Esta caseta es frecuentada por personas que, provistos de unos prismáticos, buscan avistar tanto comunes como raros ejemplares. Roberto Menéndez, José Luis García y Mauricio del Pozo también la visitan de vez en cuando para convertir la fauna del entorno en una imagen siempre y cuando la distancia de la marea lo permita, subrayan quienes casi a diario llevan encima la cámara "por si acaso; basta que un día la dejes en casa para que te encuentres algo interesante", concluyen.

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