La reunión del Ministerio de Industria con la dirección de la multinacional Alcoa en España, los consejeros del ramo de los gobiernos autonómicos del Principado de Asturias y de Galicia y los representantes de los sindicatos mayoritarios se alargó ayer hasta después de la medianoche sin cerrar un acuerdo firme, pero trabajando para consensuar una solución a una crisis, que se prolonga desde mediados del pasado mes de octubre. Entonces fue cuando la aluminera con plantas en Avilés y La Coruña anunció su intención de cerrar las dos fábricas para después despedir a casi setecientas personas.

La reunión de la mesa de Alcoa prevista para primera hora de la tarde de ayer se retrasó más de sesenta minutos porque el secretario general de Industria, Raúl Blanco, se había reunido con los representantes de los comités de empresa de Galicia y Asturias. Según señaló Daniel Cuartas, vicepresidente del órgano de representación de trabajadores de Avilés, Blanco reiteró la postura de la ministra de Industria, Reyes Maroto, es decir, que era Alcoa la que bloquea la negociación y que el Gobierno de España reclama tiempo para desarrollar el arma en la que deposita todas sus esperanzas: el estatuto de las industrias electrointensivas (está aprobado, pero no se ha desarrollado aún; tienen seis meses para hacerlo, pero el reloj de Alcoa suena ensordecedoramente). "Quieren cerrar sí o sí", apuntó Cuartas.

Este fue el planteamiento de partida de una reunión en la que participó activamente Rubén Bartolomé, el presidente de Alcoa España que no dejó de estar en contacto en ningún momento con los altos ejecutivos de Pittsburgh, la ciudad norteamericana en la que la multinacional tiene su sede central. El planteamiento central de la reunión fue consensuar una salida a la crisis. Los posibles caminos que deben hollar las partes no salieron de la mesa de la reunión. Sin embargo, quedó claro que las administraciones regionales y la central acordaron un documento (un folio por una cara) que presentaron a Bartolomé y al que este hizo una serie de apostillas después de ausentarse de la sala y tras haber establecido contacto con los responsables últimos del cierre, esto es, los ejecutivos norteamericanos que ordenaron apagar las plantas asturiana y coruñesa.

Sobre las ocho de la tarde, el documento estaba próximo a ser finalizado, según indicaron fuentes del Ministerio de Industria. Sin embargo, su redacción continuaba ayer al cierre de esta edición. La rueda de prensa convocada por Raúl Blanco, tras varias suspensiones, finalmente, fue anulada. Al filo de las 23.30 horas, las puertas del Ministerio de Industria se cerraban dejando sobre la mesa a los negociadores todavía reunidos.