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La lucha amarilla recorre mil kilómetros

Los asturianos que hicieron el viaje de ida y vuelta a Madrid para protestar por Alcoa regresan exhaustos pero unidos: "Somos una familia"

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Los trabajadores de Alcoa de Asturias parten hacia Madrid a una manifestación contra el cierre de la fábrica

Exhaustos, con la sensación del deber cumplido, pero con la misma incertidumbre que en la partida. Así regresaron al Principado los cientos de asturianos que emprendieron ayer un viaje de ida y vuelta de mil kilómetros para llevar al corazón de España, al paseo de la Castellana madrileño, la lucha por la continuidad de la industria del aluminio, la batalla por los cientos de trabajos que penden de un hilo por el anuncio del cierre de Alcoa en Avilés y La Coruña. "Espero que el viaje haya resultado lo más cómodo posible. Somos una familia unida y luchamos por un puesto de trabajo que es de todos", despidió el aluminero Francisco González Menéndez la ruta del autobús número 3 de la caravana asturiana, en el que acompañó LA NUEVA ESPAÑA a los trabajadores.

La esperanza viajó mil kilómetros. La mayor parte de los quince autobuses que se movilizaron partieron a las cinco de la madrugada del centro comercial Parque Astur (Corvera) tras el estallido de dos petardos. Había sueño por el tremendo madrugón (en el caso de los que consiguieron pegar ojo), cansancio después de más de dos meses de lucha, pero también ánimo para seguir peleando por los puestos de trabajo que están en el aire.

"A Madrid vamos a luchar para que nos dejen trabajar", apuntaba Juan Bautista Huergo, en Alcoa desde 2002. Apenas durmió dos horas en la víspera del viaje y en ruta no consiguió conciliar el sueño: "Lo veo bastante negro, la verdad", reconocía. A su lado, su compañero Adrián Carrio, en Alcoa desde el año pasado, añadía: "Vamos a luchar hasta el final, y esperamos que haya una solución para todos".

A Madrid viajaron familias enteras, como la formada por Juan García, Mónica González y sus hijos Marcos, que se entretuvo durante la ruta con su tableta, y Samuel, que en cuanto salió el sol por tierras castellanas se enfrascó en la lectura de la saga de Harry Potter. También asturianos que sienten la causa, como el vecino de Laviana (Gozón) Francisco Muñiz Pérez, que no se ha perdido ni una de las movilizaciones convocadas contra el cierre de la factoría: "Nací en el poblado en 1958, el mismo año que empezó a funcionar la fábrica. Son mis vecinos, mis amigos y es una injusticia muy grande".

El viaje fue un auténtico palizón. Salida: 5.00 horas. Llegada a Madrid: 11.30 horas. Concentración: de 11.30 a 13.30. Salida de Madrid: 14.00 horas. Llegada a Asturias: 21.00 horas. Mil kilómetros en dieciséis horas en unos autobuses en los que hasta los conductores se enfundaron las camisetas amarillas, como el gijonés José Ovidio Río. La sensación ya en la meta fue una mezcla de emociones. Ánimo por el apoyo recibido, tristeza por no ver avances, y cansancio, mucho cansancio. "Que se acabe la agonía", sentenció Nazaré Franco.

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