El colegio de Sabugo ha entrado a formar parte del Museo de la Historia Urbana de Avilés. Los cien años de vida del centro, que tuvo distintas denominaciones oficiales y entre las que prevaleció la de Escuelas del Campo por haber sido construidas sobre terrenos del antiguo cementerio, están reflejados en una exposición inaugurada ayer. Hizo de guía el director de la entidad cultural, Manuel Ángel Hidalgo.

La muestra está compuesta por unos paneles que dan cuenta de la evolución del centro educativo en el contexto histórico de Avilés. Se acompañan de objetos cedidos por el Museo del Pueblo de Asturias -libros, material escolar, un pupitre, un globo terráqueo, mapas y hasta un mandilón- y también incluye un diploma del alumno Bonifacio García Gutiérrez, expedido en 1928 y firmado por Marcelo Gago, primer director del colegio diseñado por el arquitecto municipal, Antonio Alonso Jorge. Asimismo, una pantalla muestra reproducciones de fotografías cedidas por antiguos profesores y alumnos, algunos presentes en el acto que también contó con la asistencia de autoridades educativas: el consejero de Educación, Genaro Alonso; la concejala de Educación, Yolanda Alonso; la directora del colegio, Carmen Rodríguez; y la alcaldesa, Mariví Monteserín.

"La exposición permite conocer la historia del colegio y la evolución de la educación en Avilés; sirve para enseñar a los jóvenes lo que tenemos y que no siempre fue así, esperamos que vengan a visitarla", señaló Hidalgo tras el recorrido inaugural.

Previamente, y como antesala a la apertura de la muestra, en el gimnasio del colegio tuvo lugar un acto al que asistió la totalidad de los alumnos y profesores, vestidos con la camiseta que lleva plasmado el logotipo del centenario. Tras el visionado de un vídeo con imágenes de diferentes épocas, María Luisa Vigo, ex alumna, ex directora y profesora del colegio, habló de la evolución del edificio por dentro y por fuera. Recordó que de niña "escribía en pizarra pequeña y con pizarrín, había clases los sábados, no existían las actividades complementarias y jugábamos mucho, a la goma, el cascayo o las cuatro esquinas con los árboles".

Por su parte, Carmen Bellido, la profesora más veterana de Sabugo - "casi soy un ladrillo de este cole", dijo- habló de sus inicios como docente, los cambios que ha experimentado el centro -desde el color de la pintura exterior hasta la sustitución del tendejón por el actual gimnasio- y resaltó la singularidad de Sabugo: "el trato y el ambiente familiar, que son sus señas de identidad".

En representación de los alumnos, Iker Sebares Viña, intervino brevemente y calificó de "geniales" los nueve años que lleva ocupando las aulas del centro. Concluyó con la lectura de un poema de Esperanza Medina.

Mariví Monteserín primero y Genaro Alonso a continuación tomaron la palabra para ensalzar la labor educativa del colegio cuyos alumnos despidieron el día de interpretando junto a los profesores la canción del Día Internacional de la ciudad educadora.