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Encontrar empleo: cuestión de actitud

Desde la ropa que se lleva a la entrevista de trabajo hasta la imagen proyectada en las redes sociales, todo cuenta para ser seleccionado o descartado

La aptitud (la capacidad para desempeñar una actividad) se da por sentada en cualquier proceso de selección de personal; difícilmente servirá como criterio para elegir a un candidato de entre un ramillete de ellos igualmente aptos. El factor diferencial que conduce al éxito en una entrevista de trabajo, según recalcaron ayer varios expertos en la materia reunidos en la Casa de Cultura de Avilés a iniciativa del instituto de FP de la ciudad, es la actitud (la disposición de ánimo manifestada para el logro de un objetivo). Ambas palabras se diferencian solo en una letra, pero en el ámbito de las relaciones laborales la segunda es habitualmente más valorada que la primera.

"No contratamos títulos, contratamos a personas. Y lo que diferencia a unas de otras es la actitud", recalcó Cristina Fernández Mangas, del departamento de Personal de Hiasa, ante un auditorio compuesto por medio millar de estudiantes de FP que este verano tendrán en sus manos un título con el que podrán comenzar a buscar trabajo. Los chavales escucharon a los expertos con suma atención y a buen seguro que tomaron nota de sus sabios consejos.

Estos que siguen son algunos, basados además en experiencias reales que acabaron por truncar las esperanzas de colocación de otros tantos aspirantes a un empleo. La evaluación comienza desde el mismo momento de la cita. No mostrar interés por la llamada, tardar días en responder al mensaje de contacto enviado a través de la red profesional Linkedin o poner trabas a la fecha u hora propuestas son un pésimo comienzo. Es muy conveniente controlar qué imagen se da de uno mismo en las redes sociales: nueve de cada diez empresas buscan información del candidato en internet y el 22% admiten "cargarse" candidatos debido al hallazgo de datos "inconvenientes". No hay nada mejor que ser uno mismo, proyectar una imagen irreal solo conducirá al fracaso. Evitar divagar, acudir solos a las entrevistas y no preguntar al término de la entrevista "¿qué tal ha ido?". Aparte de que no te lo dirán, acabas de autoeliminarte.

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