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Hernández Vaquero, el trabajador más antiguo del Hospital, anuncia su jubilación

El jefe de Traumatología del San Agustín, de 69 años, llegó al centro en 1976 e imparte clases en la Universidad: "Tengo ganas de descansar"

Daniel Hernández Vaquero, en el Hospital Universitario San Agustín. M. V.

El jefe de Traumatología del Hospital San Agustín de Avilés, Daniel Hernández Vaquero, roza los 70 años. Y sigue en activo, aunque ya cuenta los días para colgar la bata blanca y despedirse de sus compañeros en el centro sanitario y de sus alumnos de la Universidad de Oviedo, donde ejerce como catedrático. "En la Universidad me permiten acabar el curso y eso haré. Luego ya me voy", manifiesta entre satisfecho y pesaroso por el inminente retiro. Llegó al Hospital, ahora con categoría de universitario, en 1976 y es el más veterano de todos los trabajadores del emblemático espacio. En el San Agustín aún pasa consulta y, de vez en cuando, entra al quirófano. "Cada vez menos porque los años no perdonan", reconoce el especialista.

Vaquero es extremeño, estudió Medicina en Salamanca y se especializó posteriormente en León. Su nombre sin embargo está íntimamente ligado al Hospital San Agustín, ya que lleva en él más de 40 años, los mismos que tiene el centro hospitalario avilesino. La Universidad de Oviedo es su segunda casa. En Asturias hay apenas siete u ocho doctores vinculados a la Universidad y que hayan rebasado ya la edad de los 65 años.

La edad, sin embargo, no le impide seguir desarrollando proyectos. Desde hace meses preside la Sociedad Española de Cirugía de Cadera, cargo que desempeñará durante dos años. Las prótesis y la artroscopia de cadera centran precisamente buena parte de la práctica clínica, en parte por el envejecimiento de la población. "Las mujeres mayores con fractura de cadera ahora lo que preguntan es si podrán bailar", comentaba Vaquero en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA.

Ahora, el médico especialista más veterano del San Agustín cuenta los días para su despedida. "La verdad es que tengo ganas de descansar", concluye. Estaba recién casado cuando le asignaron el servicio de Traumatología que dirige desde entonces. "Cuando llegué a Avilés el hospital estaba abriéndose y en nuestro servicio estuvimos tres o cuatro meses sin actividad; antes de empezar debíamos montar los quirófanos y ordenar el instrumental", asegura este hombre de pelo cano y habla pausada, que inició su aventura científica junto a tres compañeros más, dos de ellos ya jubilados. La plaza de profesor titular en la Universidad de Oviedo la posee desde 1996. Ahora, colgará la bata, aunque seguirá siempre vinculado a la medicina.

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