La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Convulsión en el sector del aluminio Análisis

Las claves de la venta de Alcoa

Un precio de la luz competitivo y estable, fundamental para que los inversores se animen a la compra de las fábricas - Avilés parte con ventaja: tiene un horno tecnológicamente avanzado y fabrica lingotes de aluminio ya aleados

El Gobierno pedía tiempo y Alcoa y sus trabajadores se lo han dado. El acuerdo ratificado de forma abrumadora esta semana por las plantillas de Avilés y La Coruña permite al Ejecutivo de Pedro Sánchez ganar tiempo hasta el 30 de junio para cerrar inversiones que permitan continuar la actividad industrial en sendas factorías, con el consecuente mantenimiento del empleo. De no ser así, el 1 de julio empezarán los despidos . Tanto en medios sindicales como empresariales sostienen que todas las partes han cumplido su parte desde que estalló la bomba del anuncio del cierre, a mediados de octubre. Todas, salvo una. "Alcoa y los trabajadores han suscrito un acuerdo, incluso los sindicatos han hecho su trabajo al aceptarlo, ¿qué ha hecho el Gobierno?", sostienen fuentes cercanas a las negociaciones sobre el futuro de Alcoa.

La propia multinacional ya da por abierto el proceso de venta una vez ratificado el acuerdo con sus trabajadores. Como adelantó este periódico el pasado día 20, Alcoa sondeó hace un año a cuatro fondos de inversión y a dos grupos industriales, un proceso que se cerró finalmente sin ofertas. Ya estuvo a punto de colocar las fábricas años antes, tras el amago de cierre de 2014. Ese año, el grupo Atlas Holding adquirió a Alcoa las plantas de Amorebieta y Alicante (de extrusión y laminación, respectivamente, gestionadas ahora por la firma Aludium) y ya mostró su interés por las de aluminio primario.

Fue en 2016 cuando la operación estuvo más próxima a fructificar. Aludium y Alibérico (grupo industrial propietario de tres plantas que en su día pertenecieron a Alcoa Inespal: Sabiñánigo, Linares y Alcalá de Henares, todas ellas transformadoras de aluminio) llegaron a sellar una alianza para hacer una oferta definitiva por los tres últimos complejos que conserva Alcoa en España (Avilés, San Ciprián y La Coruña). No salió adelante, según ha podido saber este periódico, porque entonces se vaticinaba una bajada muy importante del precio del aluminio (LME) y por el coste energético, por un precio de la electricidad que ahora está mucho más elevado (supera ya los 60 euros por megavatio hora). En aquella puja también estaba Quantum, el fondo alemán que compró la gijonesa Tenneco. Y Alibérico sigue hoy interesado.

Ahora que Alcoa está dispuesta a vender Avilés y La Coruña se abre un nuevo escenario, un puzzle nada fácil de componer. Para conseguir montarlo, coinciden todos los actores implicados, resulta primordial resolver el problema energético. Que la luz (en estos momentos está por encima del 50% del coste de producción en la aluminera) se abarate, con un precio competitivo y estable. "Hace falta conocer el coste energético durante un plazo razonable, para cinco o siete años. Como está ahora el sistema, cada seis meses, es completamente inviable", señalan fuentes al tanto de las negociaciones.

Ahí entra en liza el Estatuto para la industria electrointensiva, que el Gobierno prometió hace unas semanas tener listo en "dos o tres meses". La Asociación Española de Grandes Consumidores de Energía (que engloba, entre otras, a Alcoa, Asturiana de Zinc y Arcelor-Mittal) viene reclamando medidas similares a las que se aplican en Francia y Alemania: incentivos en peajes de acceso, en los costes regulados, en los cargos de financiación de las renovables y potenciar los contratos de largo plazo. "Sin una estabilidad en el precio de la electricidad, si eso no se soluciona, ningún grupo industrial va a invertir. Nadie dará un paso adelante sin que eso esté regulado", insisten industriales del sector aluminero.

Ese nuevo marco es vital para la continuidad de las fábricas de aluminio de Avilés y La Coruña, pero también es determinante para otras multinacionales intensivas en consumo eléctrico asentadas en la comarca, como Asturiana de Zinc (Azsa) y Arcelor-Mittal. "Estamos hablando de la reconversión de los productores electrointensivos, como en su día ocurrió con la industria naval. No están en juego solo los empleos de Alcoa, sino que podemos estar hablando de miles de puestos en toda España", inciden las mismas fuentes.

Sobre el perfil del comprador potencial, los sindicatos recelan de la entrada fondos de inversión (por temor a los conocidos como "fondo buitre") y apuestan por la venta a un grupo industrial. El abanico de posibilidades que se abre es muy amplio, sostienen: la venta en bloque de las dos plantas, por separado, que se venda solo una de las dos, que Alcoa continúe con las fundiciones y se deshaga solo de las series de electrolisis, que haya una reindustrialización y se fabriquen productos de más valor añadido con base de aluminio...

Avilés parte con ventaja respecto a La Coruña. Su fundición dispone de un horno tecnológicamente avanzado que puede admitir cualquier tipo de chatarra de aluminio y que permite hacer el material tanto líquido como sólido (lingotes). Además, cuenta con una línea para fabricar lingotes que se venden ya aleados y que van destinados principalmente al sector de la automoción (bloques de cilindro, culatas, bombas de agua, llantas...)

El escenario que se planteaban los más optimistas hace apenas un mes está ahora sobre la mesa: Alcoa está dispuesta a vender, a invertir veinte millones en cada planta para rearrancar las cubas que se pararán en febrero, hay déficit de aluminio (lo reconoce la próxima multinacional que está en huida), la paz social es una realidad tras el pacto alcanzado entre la empresa y sus trabajadores.

¿Qué necesitan los industriales para dar el paso definitivo? "Un precio de la energía estable y competitivo (en el que se enmarca el Estatuto para la industria electrointensiva) e inversiones, sobre todo en caso de la reindustrialización hacia la fabricación de nuevos productos, mediante la búsqueda de ayudas estatales y comunitarias", inciden fuentes del sector aluminero. Y eso ya compete al Gobierno. Apenas le quedan cinco meses.

Compartir el artículo

stats