El jefe de la dDemarcación de Carreteras del Estado en Asturias, César Fernández Nespral, explicó ayer por qué la variante de Avilés (N-632) sigue sin iluminar pese a que en varios de sus tramos hay farolas instaladas que fueron apagadas por motivos económicos en los primeros años de la crisis, hace una década: "La cifra de vehículos que utilizan esta vía es inferior a la que establece la normativa para poner luces".

La variante de Avilés soporta a diario un tráfico medio próximo a los 20.000 vehículos, tantos como la Autovía del Cantábrico a su paso por la comarca. Los últimos datos de aforo de las carreteras que maneja la Dirección General de Tráfico reflejan que por la nacional que bordea la ciudad (la N-632) pasan a diario 19.852 vehículos frente a los 21.706 de la autovía a Galicia (A-8). En 2015 se ordenó por vía ministerial -pensando nuevamente en términos de ahorro energético- que las carreteras convencionales, como la Variante, "no se iluminarán en general, aunque podrá justificarse su iluminación en caso de que el tramo sea un TCA (Tramo de Concentración de Accidentes) y en los dos últimos años más de la mitad de los accidentes se hayan producido en periodo nocturno". No obstante, establece excepciones en las que se justificaría alumbrado en ese tipo de carreteras para "enlaces situados en zonas interurbanas en los que la intensidad media de vehículos sea igual o superior a 80.000 por día". La variante de Avilés no cumple ni de lejos esos parámetros.