El corazón de Alcoa late desde ayer a medio gas. Las sesenta cubas de la serie 2 que quedaban activas se pararon en la madrugada del miércoles, unos trabajos que se desarrollaron sin incidencias y según el calendario establecido. "Estamos entristecidos y los ánimos un poco de aquella manera. Salvo en 2010, que hubo que parar por la inundación, nunca se han parado estas instalaciones al completo. Esperamos que vuelvan a funcionar", apuntó un trabajador de Alcoa una vez completados los trabajos en la serie dos.

La próxima semana se completará el apagado con la parada de las 144 cubas que siguen activas de la serie 3 (tiene 186 en total). La operación durará casi tres días (comenzará en el turno de la noche del día 12 y terminará el 14 de febrero). Será cuando pare por completo el corazón de San Balandrán. Todo quedará preparado para que las cubas se pueden reactivar si fructifica una inversión antes del 30 de junio. Si es así, Alcoa invertirá veinte millones de euros en la fábrica.

El comité de empresa anunció ayer que pedirá a la multinacional que mantenga también hasta el 30 de junio en la fábrica a los trabajadores eventuales y de las subcontratas. Está pendiente de una reunión con la compañía para trasladar esta petición y que se asegure un correcto mantenimiento de la instalación. "Pediremos a Alcoa que busque fórmulas para mantener también a esos trabajadores y que las instalaciones tengan un mantenimiento del cien por cien hasta esa fecha", apuntó el presidente del comité, José Manuel Gómez de la Uz.

Ayudas del Gobierno

La crisis de Alcoa copó la mayor parte de la comparecencia en comisión, ayer, de la ministra de Industria. Reyes Maroto justificó que el Gobierno concediese ayudas a Alcoa (correspondientes al mecanismo de compensación de costes indirectos a las emisiones de dióxido de carbono para compensar los costes eléctricos) pese a conocer que iba a cerrar dos plantas "por responsabilidad", con el objetivo de facilitar la búsqueda de un inversor. Incidió en que "no vale cualquier plan de inversión" (se busca una oferta que asegure la continuidad a medio y largo plazo, para evitar el "pan para hoy, hambre para mañana") y defendió el papel de los gobiernos autonómicos en la búsqueda de inversores.

Ya hay voces que critican que el Principado y la Xunta lancen un equipo de trabajo específico para este fin. Ovidio Zapico, diputado de IU en la Junta, dijo ayer al respecto: "El Gobierno muestra síntomas de agotamiento, de que no encuentra una solución y traslada toda la ingente problemática a las comunidades autónomas para ver si son capaces de encontrar una salida para Alcoa". El consejero de Industria, Isaac Pola, incidió en que "el Ministerio de Industria y las comunidades autónomas mantienen un compromiso compartido" en la crisis. "Tenemos un tiempo muy limitado", reconoció. Isidro Martínez Oblanca, diputado nacional de Foro, dijo en el marco de la comparecencia de Maroto que "Alcoa es el síntoma de un mal que afecta a toda la gran industria y sus auxiliares, que tienen su origen en las decisiones energéticas del Gobierno". En la misma línea fue el análisis de Ignacio Prendes (Ciudadanos): "Sin una tarifa eléctrica estable, predecible y competitiva no vamos a poder mantener un sector industrial fuerte". Desde el comité de Avilés se lanzó un mensaje a aquellos políticos que dicen hablar en nombre de los trabajadores (en referencia a Unidos Podemos): "Se agradecen los apoyos de todos los partidos, pero el comité de Avilés tiene voz propia , nadie habla por él".