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Soto del Barco

"Creí que me mataban", dice la mujer a la que asaltaron con un machete en su casa

"Me amenazaron y se comunicaban por señas", relata Mari Nieves Pulido, que ahuyentó a los cacos simulando que alertaba a su hijo

La casa asaltada el viernes.

A Mari Nieves Pulido, la mujer de 66 años a la que antes de ayer dos encapuchados asaltaron en su vivienda, todavía le dura el susto. La mujer los espantó gritando. Estaba sola en casa, pero simuló que llamaba a su hijo y a su nuera. "Creí que me iban a matar, que no iba a ver más a mis nietos", relata, aún aterrada. Esos dos cacos asaltaron otra casa en la pequeña localidad sotobarquense. José Luis Pulido, el padre del dueño de la vivienda, narra sorprendido el suceso. "Apenas se llevaron nada. Había televisores, tabletas y una videoconsolas, pero no echamos nada en falta", cuenta.

Estos hechos tienen conmocionado al pueblo. Pero no es nuevo. Los vecinos de Caseras cuentan cinco asaltos a viviendas en pocos meses. "Tienen que ser de aquí, porque conocen bien la zona", barruntan los lugareños.

A Mari Nieves Pulido aún le tiemblan las piernas cuando narra la experiencia traumática que sufrió. La mujer estaba cosiendo en su salón, a eso de las cinco de la tarde. Fue a las siete cuando sintió un ruido en el garaje -su vivienda unifamiliar tiene dos plantas-. No le dio importancia, dado que uno de sus hijos suele acudir periódicamente a realizar sus quehaceres y habitualmente, entra por la cochera y allí permanece largo rato.

Pero el jueves no era él. A los pocos segundos notó romperse el cristal de una ventana de su cocina. Sobresaltada, acudió. "Había dos encapuchados. Eran de gran altura. Llevaba un machete y una palanca. Me amenazaron", dice.

En plena tensión, Mari Nieves Pulido tuvo la sangre fría que quizás le salvó la vida. Aunque en ese momento se encontraba sola en casa, empezó a gritar, simulando que llamaba a uno de sus hijos y a su nuera. "Me tiraron al suelo, pero uno de ellos, por señas, le dijo de marchar", cuenta.

Los cacos entraron en otra casa antes de escapar. La del hijo de J. L. P, que se encuentra fuera de Caseras, de vacaciones en Segovia. Llama la atención, que a pesar de que revolvieron toda la vivienda, los dueños no echan nada de menos. "No se llevaron la tele, ni las tabletas ni la consola. Hasta pasaron de un cuenta kilómetros para la bici", narra el varón. El colmo de la impericia de los ladrones fue que tampoco hurtaron una billetera roja con 50 euros, que había en la mesita de noche. "No tengo miedo, pero mi mujer sí", explica J. L. P.

Coincidiendo en hora, pero sin aparente vinculación causal, en La Arena se produjeron tres intentos de robo: en un súper, en un estanco y en la iglesia. Los vecinos culpan a dos toxicómanos que llevan un mes campando a sus anchas por la villa. Ayer por la mañana, volvieron a armarla en el mismo comercio. Uno de ellos trató de llevarse un jamón ibérico, pero debido a su estado (presuntamente drogado) le fue imposible. Pese a todo, intervino la Guardia Civil.

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