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La degradación de un área llamada a ser motor económico

Arrecian las quejas en el PEPA por la falta de mantenimiento y de seguridad

La entidad de conservación quiere instalar cámaras ante la reiteración de robos y urge la limpieza y puesta a punto de la avenida de la Siderurgia

Coches aparcados en espacios concebidos originalmente para ser zonas verdes. JULIÁN RUS

Arrecian las quejas de los empresarios y trabajadores del Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA), principal polígono de la comarca. La reiteración de robos en los últimos meses se suma a las ya tradicionales quejas de la entidad de conservación, que asegura no dar abasto para hacer frente a las carencias y desperfectos. Los empresarios quieren instalar cámaras de seguridad y piden la colaboración del Ayuntamiento de Avilés. "Tienen que tener corriente, y para eso tendrían que instalarse en las farolas. Estamos dispuestos a correr nosotros con la instalación y luego cederla al Ayuntamiento para que la Policía Local pueda hacer el seguimiento desde su centro de control de tráfico", apunta el presidente de la entidad de conversación, Manuel Vila.

No es la primera vez que los empresarios trasladan esa petición al Ayuntamiento. "Planteamos esta demanda hace tiempo y nos la denegaron. Estamos pendientes de una reunión y esperamos que, al fin, se atienda nuestra petición. Los robos se repiten un día tras otro, incluso a plena luz del día", añade Vila. Los más recientes se produjeron hace tan solo unos días. Los cacos se llevaron el cableado de dos puentes grúa. Durante la pasada primavera los ladrones mantuvieron en jaque a los empresarios. Los ladrones se llevaron entonces parte de los canalones de plomo de una de las naves de Arcelor-Mittal que ocupa la firma Tadarsa Eólica, destrozando de paso el tejado. Los daños superaron los 60.000 euros y las "heridas" en la techumbre fueron tales que los días de lluvia el agua entró como una cascada y llegó a parar la actividad en la instalación, donde se fabrican grandes estructuras de alto valor añadido.

La entidad de conversación ruega por presencia policial en el polígono para disuadir a los ladrones, que ni siquiera esperan a la noche para asaltar las empresas. "Los robos se producen casi a diario: cable, alcantarillas, canalones, hierro... Y la Policía no viene aquí a nada", prosigue Manuel Vila.

La avenida de la Siderurgia, donde se encuentran (entre otras) las naves de Asturfeito y dos de los edificios de oficinas impulsados por el Estado, es otro de los caballos de batalla de la entidad de conservación. Ésta sostiene que el vial no está dentro de su ámbito de actuación y el Ayuntamiento afirma que sus competencias se limitan a la iluminación y al mantenimiento de la calzada. Mientras, la maleza invade el vial y los días de lluvia se forman charcos que más bien parecen piscinas.

La entidad de conservación del parque empresarial comenzó a funcionar en 2008. Los empresarios del polígono se hicieron cargo de la vigilancia nocturna, así como de la recogida y limpieza de sus calles y el mantenimiento de las zonas verdes, que estaban en estado precario. El parque empresarial se ha extendido desde entonces, pero esas zonas de expansión (como la avenida de la Siderurgia) se encuentran en tierra de nadie.

La falta de aparcamiento es otra de las quejas de los trabajadores, tanto por la carencia de plazas como por el mal uso que se realiza de las existentes. "Hay transportistas que utilizan el PEPA como garaje", explica Manuel Vila. Y no hay más que dar una vuelta por el polígono para comprobarlo. Decenas de cajas de camiones se pueden ver a diario en el polígono avilesino mientras que en algunas zonas (donde se encuentran las empresas que más empleo generan) los coches quedan aparcados sobre las aceras y en las zonas verdes. "No hay transporte público. No hay forma de llegar aquí más que en coche, pero tampoco hay donde aparcar. Si queremos un polígono industrial de primera, habrá que dotarlo de medios para que lo sea", inciden desde la entidad de conservación.

Seguridad y mantenimiento son las principales reclamaciones de los empresarios, que reclaman hasta la poda de los árboles que bordean el polígono junto a la parte alta de la ría. Los días de temporal caen ramas con el consiguiente peligro que entraña, sostienen, y la arboleda llega a rayar las grandes piezas que salen de los talleres hacia el puerto para su embarque.

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