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Una estirpe empresaria que ha sabido adaptarse al siglo XXI

Trabajo en familia para deleite de paladares

La quesería de La Peral, a punto de cumplir un siglo, acaba de ser distinguida por la longevidad del negocio, que une a cuatro generaciones

Un archivo de contabilidad de la fábrica de diciembre de 1922.

La quesería de La Peral comenzó a producir quesos -que por aquel entonces llevaban el nombre del fundador, Antonio León- el 23 de junio de 1923. Pero los archivos de contabilidad ya recogen encargos de un año antes: el kilo de queso se vendía en aquellas fechas a cuatro pesetas con cincuenta céntimos y apenas se fabricaban más de 60 piezas diarias. Ahora, la quesería de La Peral, a punto de soplar las velas de su centenario, recibirá el premio "Familia Empresaria" que concede la Asociación Asturiana de Empresa Familiar. Es el reconocimiento a cuatro generaciones que han seguido el camino abierto por Antonio León Álvarez, un ovetense de Ajulián, parroquia de Brañes, que llegó a Illas casi por casualidad.

¿Y por qué emprendió con una quesería? Antes había trabajado como dependiente en Casa Tuero, en Oviedo, y entre pianolas que ofrecía en venta conoció a franceses representantes del queso Roquefort. De ahí, a la receta del Antonio León, que ahora se llama Estrella La Peral porque así lo quiso el pueblo. Ni más ni menos. "Le gente llamaba para hacer encargos y no pedía un 'Antonio León' sino un 'queso de La Peral'. La cosa fue a más y cuando nos casamos José Luis López (nieto del fundador, hijo de María Luisa León y Dionisio López) y yo decidimos poner el nombre actual", explica María Esther Álvarez Bango, ahora al frente del negocio familiar junto a su tres hijos, José Luis, Emilio y Luisa, más su nuera, Patricia Alonso. Con Bango llegó la modernidad a La Peral. Ella dio aire fresco a un queso que ha sabido adaptarse al siglo XXI sin perder la esencia de aquel lejano 1923.

¿El futuro? "Una nieta está estudiando Ciencia y Tecnología de los Alimentos y a un nieto de tres años le encanta venir aquí a comer queso, pero no se sabe. Ellos harán lo que quieran", reconoce Álvarez Bango. La empresa atesora numerosos premios y reconocimientos. Por citar algunos: Antonio León, el fundador, fue premiado varias veces en la Feria del Campo. En 1926 y 1929 obtuvo un premio de honor, una medalla de plata en Madrid y un premio en la Feria de Muestras de Gijón. Más recientes: el "Silver Award" International Cheese Award 2010 para el Estrella La Peral, el bronce en el certamen "Gourmetquesos" 2017 para el benjamín de la familia, el Peñoceo, elaborado con leche de cabra de las montañas asturianas o el primer premio del mismo certamen en 2018 para el Peralzola, elaborado con leche de oveja y madurado en bodega natural.

"El trabajo es artesanal de principio a fin", destaca María Esther Álvarez Bango, que se enorgullece cuando le cuentan que sus quesos se comen en lugares tan variopintos como los fiordos noruegos, Estados Unidos o Italia. El Estrella La Peral se vende, incluso, en Amazon. Pero lo que más satisface a esta empresaria es la unión familiar, la continuidad generación tras generación. Por eso valora el premio "Familia Empresaria": "Estamos muy agradecidos", confirma esta mujer que vende en un pedazo de queso todo el sabor de Asturias. Y todo "made in La Peral".

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